De buen humor, Andrés Manuel López Obrador llegó a Puebla y abrazó en varios momentos a Sergio Salomón Céspedes.
Tanto en su discurso como en corto, el presidente le reiteró al gobernador que habrá una buena relación que se traducirá en apoyos del gobierno federal.
Fue, técnicamente, el primer encuentro entre ambos, aunque en los últimos días del año pasado coincidieron en una reunión nacional de Seguridad Pública.
Fue el secretario de Gobernación —Adán Augusto López— quien se lo presentó aquella vez.
—Mira, Presidente, Sergio Salomón es el nuevo gobernador de Puebla.
Un “mucho gusto” selló el encuentro.
Los escépticos corrieron la voz de que el Presidente estaba enojado por la decisión del Congreso del estado y que en La Mañanera no había dicho una sola palabra sobre el nuevo gobernador.
La maledicencia fue derrotada este sábado en la reunión privada que el presidente encabezó con operadores de los Bancos de Bienestar.
La frase central fue una:
“Hay que ayudar a Sergio Salomón, porque ayudando a Sergio Salomón se ayuda a Puebla”.
Antes había dicho que la decisión del Congreso del estado —que por una muy amplia mayoría votó en favor de Céspedes Peregrina— fue la correcta.
Y dijo más:
“Me han dicho que el gobernador Sergio Salomón es un hombre sencillo y de buen corazón”.
Y anunció que éste entregará obras en su nombre.
En el discurso presidencial no escasearon varias palabras emotivas dedicadas a su “amigo y compañero” Miguel Barbosa Huerta.
En su turno ante el micrófono, el gobernador dijo que Puebla está trabajando, y que la transición —tras la muerte del gobernador Barbosa— no había generado una crisis política.
También pidió la ayuda del gobierno federal en materia de obras.
A todo dijo que sí el Presidente.
Incluso éste lo invitó al acto masivo que habrá para celebrar los 85 años de la expropiación petrolera en el zócalo de la Ciudad de México.
También trascendió que está confirmada su presencia en el desfile del 5 de mayo.
El Presidente llamó al gobernador para la foto.
Nuevas sonrisas.
Nuevos abrazos.
Y aunque no lo dijo en su discurso, una fuente confiable reveló que el presidente se había ido tranquilo tras constatar que en Puebla hay liderazgo.
Un tema del que no se habló fue el de la sucesión en Casa Aguayo.
No hubo señales ni mensajes.
Ni una sola palabra.
Sonriente, el gobernador se despidió de los altos funcionarios que acompañaron a López Obrador, y, ya en su camioneta, al ver las fotos, cayó en la cuenta que la chamarra oscura que usó en la visita presidencial la ha utilizado varias veces.
“Ya es hora de cambiar chamarra”, dijo entre risas.
En los 44 días que lleva como gobernador, Sergio Salomón ha restañado heridas a través de encuentros emblemáticos.
Con Adán Augusto López —cómo olvidarlo— pasó de los celulares apagados a una relación cordial.
Con el presidente, ahora, inició un diálogo que augura mejores tiempos.
Una chamarra oscura ha sido testigo involuntario.