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jueves, noviembre 21, 2024

El gabinete de curiosidades de la sucesión en Casa Aguayo

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La asonada que culminó en los primeros minutos del 15 de diciembre de 2022 no fue algo menor.

Se trataba, se trató, de un desafío al poder central que buscaba generar acuerdos para elegir al gobernador sustituto de Miguel Barbosa Huerta.

En circunstancias similares, los minutos que corren valen lo que pesan.

Todo se vuelve un asunto de reflejos.

Un buen ejemplo de esto lo vimos tras la muerte de la gobernadora Martha Erika Alonso en diciembre de 2018.

El morenovallismo —que venía de enfrentar la ruptura política entre José Antonio Gali y Rafael Moreno Valle— creyó tener todo de su lado a la hora de la negociación.

Educados en el autoritarismo y el manotazo en la mesa, los herederos del exgobernador empezaron por desafiar a todos.

El discurso que pronunció Luis Banck en las honras fúnebres, sumado a los gritos de “asesinos” endilgados a los lopezobradoristas (ya en Palacio Nacional, tiró, de entrada, la posibilidad de que el expresidente municipal de Puebla fuese el gobernador interino.

Una segunda torpeza fue excluir de una reunión privada —efectuada en Casa Puebla al término de los funerales— al exgobernador Gali.

El morenovallismo puro creyó que no lo necesitaban para lo que venía.

Se equivocaron rotundamente.

Dice el clásico: si vas a negociar, come primero.

Nadie gana una negociación con el estómago vacío.

A los morenovallistas les notaron el hambre primero en el Palacio de Covián y luego en Palacio Nacional.

La estrategia fue entonces prolongar los plazos.

La consecuencia de su conducta errática culminó cuando el candidato de Miguel Barbosa Huerta —don Guillermo Pacheco Pulido— fue ungido como interino.

Todo lo anterior estuvo a punto de ocurrir en esta nueva trama si no hubiese ocurrido la asonada del 14 de diciembre que culminó con la toma de protesta del 15.

La operación Celulares Apagados fue un éxito.

Todos los diputados, salvo el patético Rafael Micalco, se unieron en torno de la candidatura de Sergio Salomón Céspedes Peregrina.

Si no hubiesen resistido las presiones del Palacio de Covián habríamos visto otra historia.

Una buena crónica de lo que ocurrió en esas horas de diciembre la hizo, con excelente sentido del humor y de la ironía, Adán Augusto López, secretario de Gobernación.

Y qué mejor que la hiciera en la mismísima Casa Puebla.

A partir de ese viernes 13 de enero, las cosas se distendieron.

A la buena relación creada con el secretario de Gobernación le siguió una visita presidencial.

Lo demás ya es historia.

Con el encuentro del viernes pasado entre el gobernador y los aspirantes a sucederlo en 2024 las cerezas del pastel han sido colocadas.

Ese acto fue un mensaje brutal dirigido al centro del poder.

Atrás, muy atrás, quedaron los desafíos y la asonada de aquellas noches de diciembre.

Una nueva ruta se está consolidando entre el gobernador y el presidente.

No en balde éste ha empezado a hacer comentarios elogiosos del huésped de Casa Aguayo.

¿Qué pondera?

Varios elementos.

Entre ellos: la madurez y la responsabilidad.

Se dice fácil.

No lo ha sido.

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