Ser timorato en política conduce a una zona gris, mediocre.
Es como ir a la cama con la mujer deseada, pero sin ganas: sin ese apetito sexual cruzado de amor y algunos gramos de ternura.
En la política deben encontrarse, en un momento, el hambre y las ganas de comer.
Sin estos dos elementos, la cosa se descompone.
Eduardo Rivera Pérez —ya lo hemos dicho— no tenía ganas de ser candidato a la gubernatura.
Timorato como es, buscaba repetir en la alcaldía.
Su lógica era aparentemente sensata: si había apabullado a Claudia Rivera podría ganarle a cualquiera.
Aunque fuese por estrecho margen.
En ese sentido, no tenía humor de irse a una guerra perdida por la gubernatura de Puebla.
(Si uno va a la cama sin humor puede ocurrir que la cosa empiece mal y termine peor).
Marko Cortés lo presionó en clave mafiosa —Marko, el de los acuerdos inconfesables escritos—, y logró llevarlo al lugar donde hoy se encuentra Rivera: en la posición menos deseada por alguien que sabe que va a perder: la candidatura del PRIAN a la gubernatura de Puebla.
¿Qué le falta a nuestro personaje?
De entrada, el tirón electoral necesario para enfrentar a Morena.
(Morena es hoy un monstruo de mil cabezas que todo lo devora).
Va a la guerra sin fusil.
O con fusil, pero no sabe dónde está el gatillo.
O sí lo sabe, pero le tiembla la mano a la hora de accionar.
En otras palabras:
Es como ir a la guerra sin fusil.
He visto algunas entrevistas que le han hecho.
Le urge un buen curso de los que le dio en su primer trienio al frente del ayuntamiento la consultora de su compadre: Contracorriente.
Y es que su voz se escucha tibia, lejos de la personalidad de un ganador.
Tibia y temblorosa.
Por eso sus críticas nomás no permean.
Nadie le cree cuando habla de inseguridad porque él dejó la ciudad sin focos y con delincuentes.
Y cuando habla con nostalgia del Seguro Popular, aparece un aire que recuerda a Felipe Calderón, el socio de García Luna que hoy llora en una cárcel estadunidense.
Pronto perderá también el discurso anticorrupción, pues el más reciente escándalo, ligado al dirigente municipal panista, terminarán por recordarnos el ABC del PAN expuesto brutalmente por escrito por el mafioso Marko Cortés:
- A) Robar.
- B) Tomar la hostia.
- C) Robar.
Y así indistintamente.