En sigilo, casi a oscuras, los columnistas metidos en una dualidad esquizofrénica —que tiene que ver con Alejandro Armenta y Eduardo Rivera— mueven sus piezas.
Están de corazón con el candidato a la gubernatura de Morena, sí, pero también lo están con el candidato a la gubernatura del PRIAN.
Y para no quedar mal con ninguno, han camuflado sus métodos de adulación.
Cada vez que pueden, destacan los logros de Armenta, pero, casi de inmediato, hacen lo mismo con los de Rivera.
Como saben que los están viendo con lupa, ahora les ha dado por aconsejar al exalcalde de Puebla.
Vea el hipócrita lector:
“Lalo debería desechar la alianza con el PRI para no lastimar su imagen”.
Cosas tan sofisticadas como éstas abundan en la dualidad citada.
Nadie los puede acusar de que están haciendo un doble juego.
Otros más, por ejemplo, han optado por elogiar a Adán Domínguez, alcalde suplente de Puebla, para cumplir con las reglas impuestas desde el Palacio de Charlie Hall.
Y es que les leyeron la cartilla de vacunación:
“¿Quieres mantener tu convenio? No le pegues a Lalo. Es más: destaca sus valores”.
En un primer momento sí lo hicieron, pero después cambiaron de método.
Hoy por hoy, son consejeros áulicos (o cortesanos) del candidato del PRIAN.
En el fondo, no hacen sino cuidarlo.
La duda mata:
¿Cuánto tiempo resistirá la telaraña?
El funcionario y el diputado. En aras de convertirse una vez más en el candidato a diputado federal por el Partido Verde, filial de Morena, Tony Natale —tío de Juan Carlos y de Jimmy— ya cruzó la línea que divide el Bien del Mal.
Y cuenta con el apoyo de Edgar Sánchez, encargado del Verde en Huachinango y titular, también, de la delegación de la Secretaría de Desarrollo Rural.
Y para no quedarle mal a ninguno de los dos patrones para los que trabaja, Edgar entrega playeras con el nombre de Tony a los beneficiarios de los programas de apoyos.
Sobra decir que Edgar es un fiel subordinado de Tony, Jimmy y Juan Carlos, todos ellos apellidados Natale.
Qué bonita familia.
