La luz se fue de pronto.
El gobernador Sergio Salomón detuvo su discurso, improvisado, por unos segundos.
Luego caminó hasta llegar al centro del templete.
Iba a hablar sin micrófono antes unas siete mil personas cuando descubrió que a unos pasos suyos se encontraba un hombre con un magnetófono.
Se lo pidió prestado al tiempo que caminó hacia él.
Retomó su discurso pero algunas voces gritaron que no se escuchaba.
Caminó entonces entre la multitud hablando fuerte.
Y así siguió hasta que la gente reunida en Libres —la mañana de este jueves— empezó a aplaudirle.
La gente de logística no entendía nada.
La gente de seguridad tampoco.
Los encargados del sonido buscaban conectar una planta de luz para darle vida al micrófono.
Los fotógrafos y camarógrafos se movieron hacia el gobernador, quien iba de aquí para allá sin inmutarse.
Dos minutos después volvió el sonido.
El gobernador pidió un micrófono inalámbrico para seguir moviéndose entre la gente.
Nuevos aplausos sellaron la escena.
Por la noche, en una reunión improvisada para celebrar el cumpleaños de Julio Huerta, secretario de Gobernación, Carlos Peredo Grau, alcalde de Teziutlán, dijo que si ese incidente le hubiese pasado a cierto exgobernador —en referencia a Rafael Moreno Valle—, el micrófono sin sonido hubiese volado sobre la cabeza de alguien y el acto se habría cancelado de inmediato.
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Julio Huerta y Sergio Salomón se conocieron hace poco menos de cuatro años.
Desde entonces han creado algo que se llama química.
Una química que ahora los tiene metidos en la etapa final, de dos años, de un gobierno que inició Miguel Barbosa Huerta en agosto de 2019.
El gobernador y su secretario de Gobernación van juntos en esta nueva etapa poblana, luego de las horas negras que se vivieron tras la muerte del gobernador Barbosa el martes 13 de diciembre de 2022.
Una vez en Casa Aguayo —tras las horas de insomnio que le siguieron a la asunción de Sergio Salomón—, el gobernador designó como titular de Gobernación a Huerta, y desde entonces se han dedicado a recorrer el estado para enfrentar el desafío que implica gobernar un estado como Puebla.
Los casi cuatro años que tienen de conocerse no parecen ser reales.
Y es que da la impresión de que han trabajado juntos toda una vida.
Han llegado a ese momento clave en la política en que se entienden tan sólo con mirarse.
Los días que lleva el nuevo gobierno les han servido para escanearse y leerse el pensamiento.
Parece fácil.
No lo es.
No hay nada más complicado que leer al prójimo.
Sobre todo cuando ese prójimo es el gobernador o el secretario de Gobernación.
En diversos momentos, los dos personajes rinden tributos al gobernador Barbosa.
Y así lo hacen también en las reuniones privadas que le siguen a los actos públicos.
Un genuino agradecimiento al mentor de ambos surge a la menor provocación.
Este viernes 13, por cierto, don Miguel cumplirá un mes de haber cruzado a la otra orilla.
Esa orilla que es la muerte o el eterno ritual de hacerse a un lado.
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Nacho Juárez y yo nos subimos a la camioneta del gobernador al término del acto en Libres, donde decenas de productores fueron beneficiados con programas impulsados por el gobierno del estado.
¿Qué esperamos al abordar el vehículo?
Lo que todo mundo imagina de un hombre que ha llegado al poder de la gubernatura.
Es decir: algún giro inevitable que evidencie el tic de los hombres de poder, alguna señal de prepotencia, algún gesto de “no me mereces, vida”.
El caso es que eso no sucede durante la hora y pico que conversamos con él a bordo de la camioneta.
Menos aún durante la intensa gira cargada de los más diversos actos.
El gobernador sigue siendo el mismo que conocí en sus distintas etapas públicas: dos veces como diputado local —y líder del Congreso— y una vez como alcalde de Tepeaca.
¿Quién se resiste al poder?, pienso mientras trato de escanearlo.
Y la respuesta no termina de llegar.
Cuando menos este jueves cargado de sorpresas
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Julio Huerta habla en varias ocasiones ante los públicos expectantes que lo escuchan: lo mismo campesinos que empresarios.
Un discurso hilvanado flota en el ambiente.
El operador nato —que lo sigue siendo— convive con su nuevo traje de secretario de Gobernación.
Hay que decirlo:
En tiempos de Ana Lucía Hill como titular de la dependencia, siempre fue Huerta quien movió los hilos.
Hoy, en esta Puebla llena de novedades, el nuevo traje ha terminado por sentarle.
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El gobernador Sergio Salomón y el alcalde
Carlos Peredo ríen a carcajadas.
La larga gira culmina ya entrada la noche con la celebración de quien este viernes cumple años.
Hay palabras de reconocimiento al festejado y, otra vez, variados tributos al gobernador Barbosa.
Hay historias que se cuentan con éste como protagonista.
Y hay algo que se llama camaradería —una camaradería insólitamente inédita— entre estos hombres tan lejanos a la estampa frívola —y clásica— del omnímodo poder.