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jueves, noviembre 21, 2024

Claves del triunfo de Alejandro Armenta en el proceso interno de Morena

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Alejandro Armenta reveló el pasado fin de semana que Julio Huerta y él ya venían juntos desde antes del 10 de noviembre, fecha en la que se dio la definición central de la trama política más importante de los últimos meses.

Así lo dijo textualmente:

“Julio y yo no nos estamos reconciliando, ¿eh?

“Que quede claro.

“Julio y yo veníamos juntos.

“Algunos no lo sabían.

“Y se me confundieron.

“Pero Julio y yo veníamos juntos”.

Quien esto escribe reveló en su momento que Huerta invitó al senador Armenta a la reunión que los coordinadores estatales de Claudia Sheinbaum tuvieron con ésta en su calidad de virtual candidata a la Presidencia por Morena.

Ambos posaron abrazados en medio del equipo.

Otra señal se dio cuando algunos columnistas locales prohuertistas empezaron a destacar cualidades del senador.

Digamos que fueron alternando sus ponderaciones.

Un día sí y otro también.

Las señales continuaron a lo largo de los días y a lo largo del proceso interno para elegir candidato a la gubernatura, posición que quedó en manos del senador.

Alejandro Armenta hizo lo que dice el manual no escrito de la política: generó unidad con los más posibles.

Y esa unidad fue creciendo imperceptiblemente.

La ganancia al final fue jugosa, una vez que los astros se le acomodaron.

Corrijo.

No se le acomodaron, los acomodó él.

Del lado del diputado Ignacio Mier no supieron ver esta estrategia.

Y si la vieron, no les pareció preponderante.

En un proceso como el que se vivió recientemente, todo cuenta.

El que generó más confianza entre todos los actores —incluyendo a la mayoría de los aspirantes y al gobernador— fue el que triunfó.

Lo primero que hizo fue ganar el pulso de las encuestas (las propias y las ajenas).

Luego se ganó los consensos internos.

A la par de esto, se asesoró de actores nacionales que operaron en su favor.

Parece fácil.

No lo fue.

Y es que incluyó trabajos subterráneos, trabajos de tierra, trabajos de aire y trabajos invisibles a los ojos comunes.

Hubo otro actor brutal en esta trama: el gobernador Sergio Salomón.

Pero ésa es otra historia.

Lo cierto es que sus opiniones fueron trascendentes en el momento clave.

Ganar una candidatura con los protocolos de Morena no fue nada sencillo.

Sobre todo porque no había reglas escritas.

No había un manual de usos y costumbres.

No había un álbum de signos y señales.

Todo fue una mezcla de intuición, instinto, mensajes cifrados, certidumbres, y operación local y nacional.

Tiene razón el hoy virtual candidato:

Algunos no lo sabían y se confundieron.

Y si lo intuyeron, no lo supieron ver.

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