Sobre el llamado partido naranja, como comúnmente se le conoce, que antes fue Convergencia y ahora es Movimiento Ciudadano (MC), mucho se sigue opinando sobre su actuar político en el escenario nacional. Más aún en esta coyuntura preelectoral, en donde se confrontan dos bloques partidarios que están por definir a sus candidatos a la presidencia de la república.
Bajo una interpretación política, este instituto partidario podrá alcanzar su consolidación como una alternativa para los votantes después del proceso federal de 2024, es decir, para estos tiempos por venir, su participación solo será testimonial.
Por lo mismo, no es fundamental definirlo ideológicamente, para poder pensar, con cual frente de los dos, podría estar. Su propio dirigente nacional, Dante Delgado Rannauro, quien ha estado al frente de este instituto político, ha definido el papel que van a jugar en el proceso que se avecina: no buscarán alianza con otros partidos, “tengan la absoluta seguridad de que la postura de Movimiento Ciudadano está marcada por la convención democrática en el sentido de ir solos”.
Es una estrategia política muy pensada, puesto que le apuestan a lo que viene y a las nuevas generaciones de electores jóvenes, que estarán cansados de los llamados partidos grandes y conocidos. Buscan posicionar su marca, como un producto partidario innovador y presentarse como una opción fresca. Con contenidos propios, alejados de referentes dogmáticos que polarizan a la sociedad.
Quieren diferenciarse de los demás, que suman sus siglas partidarias para poder sobrevivir y mantenerse en los espacios públicos elección tras elección.
Para algunos sectores de la oposición, las posturas de MC son incorrectas, puesto que afirman le hacen el juego al presidente y su partido (Morena), al negarse a una alianza con el Frente Va por México. El porcentaje que siguen obteniendo en las encuestas nacionales les interesa e importa mucho, puesto que, con ellos, la competencia con el partido en el poder se acerca más.
Movimiento Ciudadano ha vivido sus propias experiencias aliancistas desde 2000, cuando apoyo la candidatura del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, junto con el PRD, PT, PANAL y PSN. En 2006, también acompañaron al PRD y PT, apoyando la primera candidatura de Andrés Manuel López Obrador, obteniendo 14 millones de votos. En 2012, igual hacen alianza con el PRD y PT, ahora con la segunda participación de AMLO, quien obtuvo 15 millones de votos. Para las elecciones de 2018, participaron con el PAN y PRD, apoyando a Ricardo Anaya, quien solo obtuvo 10 millones de sufragios.
Después de estas experiencias electorales, hoy buscan participar solos y con candidato propio a la presidencia para 2024. Actualmente tienen dos gobiernos locales: Nuevo León y Jalisco, además de senadores, diputados federales y locales.
En varios de los estados gobiernan ayuntamientos y tienen representación con regidores, se mantienen como una tercera opción y logran mantener su propio registro a diferencia de otros partidos que lo han perdido.
De igual forma, es receptivo de algunos políticos entre mujeres y hombres que ayer han estado en otros partidos, genera la atención de grupos suaves y jóvenes de clase media. Aunque cuenta con una clase dirigente burocrática y con años en la administración de este órgano partidario.
Tiene varios perfiles que influyen en la opinión pública, como el gobernador Samuel García a quien le ayuda gobernar un estado como Nuevo León, por su importancia nacional. Lo mismo que a Luis Donaldo Colosio Rojas, quien aún mantiene vigente los apellidos Colosio Murrieta. Mientras que el gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, se ha desgastado y perdido fuerza ante la inseguridad que se vive en aquel estado.
Movimiento Ciudadano (MC) no es un partido muy democrático que digamos, tiene signos verticales y de control político de Dante Delgado, quien es el que marca la línea a seguir.
En conclusión: Este partido, no irá en alianza con el Frente Va por México, sus votos sí, son necesarios para la oposición en esta coyuntura electoral de 2024. Tendrán candidato propio y se convertirán en la opción de varios sectores indecisos y lograrán mantener su registro nacional, además lograrán espacios legislativos.
Su mejor escenario para convertirse en una opción de poder será para después de 2024 y dependerá de su capacidad política y organizativa para aglutinar a las nuevas generaciones de votantes.