Tanto la izquierda como la derecha político – electoral, en México, junto con lo que es el viejo PRI, son las fuerzas más longevas del llamado sistema político mexicano.
La derecha mexicana (PAN), es la expresión opositora electoralmente más antigua en este país, fue el único partido reconocido en aquellas décadas, por el Revolucionario Institucional. Las elecciones siempre fueron entre estas dos organizaciones políticas, así funciono el bipartidismo, hasta la primera reforma electoral de 1978, cuando el régimen del partido único tuvo que abrirse para legalizar a otras fuerzas partidarias.
Los sectores sociales de la derecha siempre han estado representados por el PAN, puesto que se integró por grupos conservadores y de la llamada clase media. Es decir, esta fuerza opositora tiene décadas de actuar legalmente en México y ha logrado de manera gradualista obtener representación en los órganos legislativos nacionales y locales.
Con sus estrategias de avanzar poco a poco, así llego hasta el proceso electoral del 2000, cuando por primera vez, este instituto, obtiene con Vicente Fox, la presidencia de la República. Quien además fue un candidato externo llegado del centro (Guanajuato) y con un perfil contestario al sistema, lo que atrajo las simpatías de los votantes.
Más adelante como es conocido, lograron mantener el poder político en el país, con Felipe Calderón Hinojosa, en el 2006. Bajo condiciones electorales muy competidas y con resultados cuestionados e impugnados, que generaron una confrontación con la izquierda de ese entonces, representada por el PRD. Por cierto, fue un gobierno encabezado por un militante del panismo tradicional y de claroscuros, muy cuestionado al final de su sexenio por la implementación de sus políticas de seguridad en contra de la delincuencia organizada, que por cierto genero su “guerra” en contra del narco.
Cabe señalar, que los grupos de facto (ultras) siempre han estado presentes al interior del PAN y los han apoyado con sus votos. O sea, la ultraderecha, siempre ha encontrado cobijo político y legal en Acción Nacional, además han tenido representación legislativa, eso es conocido de siempre, bueno hasta los han financiado.
La derecha mexicana siempre ha existido en la vida legal del país y han sido parte del sistema político y también avalaron todas las políticas del régimen pasado del partido único.
En el 2012, entregaron el poder al PRI, los dejaron regresar y le pavimentaron el camino a Enrique Peña Nieto, para que ganará electoralmente. Pactaron su derrota.
Porque prefirieron el regreso del PRI y no dejar el gobierno a manos de la izquierda, que, para esos años, Andrés Manuel López Obrador volvería a competir por la presidencia.
Las disputas entre la izquierda y la derecha no son nuevas, siempre el PAN y el PRI, han enfrentado a los partidos de izquierda desde el registro del viejo PCM.
Y fue hasta el 2018, cuando por primera vez en la historia política nacional, Morena, como una fuerza progresista y denominada de izquierda, llegó al poder político, después del control de un viejo partido de Estado y también de dos sexenios de la derecha panista.
Por supuesto que en México siempre han estado presentes tres proyectos en disputa: uno que represento al viejo partido autoritario, otro, sostenido por una vieja derecha y sus grupos conservadores y un tercero, encabezado ahora por Morena, con un programa social por los pobres y con su propia concepción sobre la democracia.
Con la llegada de una mujer presidenta (Claudia Sheinbaum) sin duda alguna, se han instalado de nueva cuenta las viejas disputas y confrontaciones entre la llamada izquierda y las derechas del (PAN -PRI).
Obvio, bajo nuevos escenarios y tensiones políticas, con un tema que ha vuelto a tomar fuerza como es la inseguridad, misma que no está resuelta. Hay que subrayar, que la violencia es un asunto estructural y global, también de seguridad nacional. Con Calderón Hinojosa, el enfrentamiento fue directo con los grupos violentos, con costos muy sangrientos y mientras con el PRI, fue de pactar con estos grupos promotores de la violencia.
Este flagelo de la inseguridad que se vive en diferentes regiones del país y sus efectos, por supuesto que lo está utilizando la derecha y los grupos ultras, al igual que las demandas más sentidas de los jóvenes, las están ganando estos sectores políticos, porque el régimen y su partido no los están escuchando y tampoco atendiendo.
Solo por escribir un ejemplo externo, lo que paso en el reciente proceso electoral de Chile, entre muchos otros factores, fue el efecto de la inseguridad, lo que ha llevado a un candidato de ultraderecha a competirle fuerte a la candidata oficial del gobierno de Gabriel Boric.
Según el servicio electoral de chile, hubo inscritos 8 aspirantes presidenciales y solo dos pasaron a una segunda vuelta: Jeannette Jara Romás del Frente Amplio que obtuvo 3, 476, 615 votos (26.85%) por encima del candidato de la ultraderecha, José Antonio Kast Rist del partido Republicano, que logró 3,097,717 votos (23.92%). Con una diferencia de solo tres puntos, que deberá decidirse en diciembre.
Finalmente, podremos ver la composición de regímenes de izquierda, cuestionados o no: Claudia Sheinbaum en México; Maduro en Venezuela; Pietro en Colombia; Lula en Brasil, Orsi en Uruguay y Boric en Chile. Mientras que los gobiernos de Derecha: Novoa en Ecuador, Jeri en Perú; Paz en Bolivia; Milei en Argentina y Santiago Peña en Paraguay
No hay duda, que hoy, las batallas serán ideológicas entre dos flancos políticos y electorales, de la izquierda y la derecha junto con las expresiones de candidatos carismáticos de ultraderecha. En espacios virtuales y acompañados del peso e influencia de las llamadas redes sociales.

