Eduardo Rivera ha dicho que será hasta el mes de diciembre cuando anuncie su postulación como candidato a la gubernatura de Puebla por el llamado Frente por México (versión Puebla). Que a ciencia cierta nadie sabe por qué hasta fin de año tienen que esperar.
Más aún, cuando las precampañas de Morena llevan meses y todos sus aspirantes son quiénes han acaparado los espacios públicos y mediáticos para promocionarse y posicionar su marca.
Lo cierto es que, Rivera Pérez, sabe que es la única carta visible y viable con la que cuenta la oposición local para enfrentar al candidato oficial del partido en el poder (Morena). Por lo mismo, es quien juega y decide los tiempos e influye en las decisiones de dicho bloque partidario.
Interpreto que una de las razones que tienen es, primero, sacar adelante su evento masivo que llevaran a cabo por su segundo informe de labores como presidente municipal, que será el próximo 15 de octubre, con una amplia convocatoria política y social que le servirá de plataforma para mostrarse como aspirante al gobierno poblano.
Una segunda, es aquella en donde esperarán para saber qué sucederá al interior del Movimiento de Regeneración Nacional sobre la designación de su candidato oficial. Aunque no se ven las grandes escisiones políticas en dicho partido, sus confrontaciones están controladas y administradas, no llegarán a más, todos al final serán sentados a la mesa de las negociaciones y acuerdos internos.
Tal vez el equipo del presidente municipal se equivoque al pensar que podrán beneficiarse de una presunta revuelta interna de las bases en Morena. Lo único que puede suceder es un reacomodo de sus fuerzas, en donde todos los grupos se sumaran de manera gradual con quién será la o el coordinador de los Comités de Defensa de la Cuarta Transformación.
Ahora bien, si el propio dirigente nacional del PAN, Marko Cortés Mendoza, ha dicho que el único candidato que hay en Puebla es Eduardo Rivera Pérez, obvio que no vino a destaparlo para perder. Saben que es su principal activo y un militante formado en Acción Nacional por años y el único cuadro que puede competirle a Morena.
A pesar del PRI y PRD, partidos aliancistas que hoy, han perdido fuerza organizativa y presencia regional en Puebla. La candidatura del panista les arrastrará buenos votos y les dejará espacios políticos. Considerando que tampoco entre sus filas y por más que le busquen, no tienen algún militante o perfil ciudadano, que pueda enfrentar la maquinaria oficial del partido guinda.
Los tres dirigentes partidarios, lo que tienen que hacer es ponerse a reconstruir sus propias estructuras regionales, que han abandonado o perdido. Asumir su papel de opositores políticos y dejar su colaboracionismo para generar una identidad del frente, que les devuelva la credibilidad perdida ante los ciudadanos.
Los electores los siguen viendo como los partidos de siempre, sin agenda pública, sin alternativas posibles y no son capaces de ganarse la voluntad o la confianza de la gente común.
El edil poblano tampoco puede asumir posturas de ingenuidad política, él conoce y ha sido parte del activismo panista, lo practicó durante el sexenio de Manuel Bartlett Díaz, durante las protestas que llevó a cabo Ana Teresa Aranda, en Huejotzingo. Siempre supieron que Bartlett Díaz los aborrecía y no los bajó de ser los representantes de la derecha nacional que saquearon al país.
Le tocaron los sexenios de Melquiades Morales y Mario Marín Torres, este último sin relación política con el PAN. Confrontado con ellos, desde las marchas en su contra, por el caso de Lydia Cacho.
Rivera Pérez ha sido presidente municipal en el trienio 2011 – 2014, durante el sexenio de Rafal Moreno Valle, quien lo mantuvo marginado y aislado. Le tocó la exclusión y la derrota de su grupo al interior del PAN, propinada por Moreno Valle. Ha sido diputado federal y local, su lealtad partidaria lo ha mantenido activo a diferencia de otros militantes del blanquiazul.
Conoce la vida política y social del estado, sabe lo que se disputa en Puebla: el poder político y económico que ayer lo tuvo el PAN con los Moreno Valle y hoy lo tiene Morena.
Conclusión: Los partidos que integran el Frente Amplio por México saben que el único perfil posible para la candidatura en Puebla es la de Eduardo Rivera. Lo único que tienen que hacer es apresurar sus trabajos y mostrarse como una real oposición electoral.
Del otro lado de la calle, las tribus de Morena viven sus propias confrontaciones llenas de intereses políticos en la disputa por una sola coordinación de sus comités. Ellos saben de dónde vendrá la última palabra.
