Cuando engañan en su felicidad
sólo veo remedos de humanidad
lo que podrían haber sido y no son
entre vanaglorias y compasión.
Desfile de antifaces – Fernando Delgadillo
I
Puebla capital, según indican los relatos históricos, siempre ha simpatizado con una ideología muy religiosa o conservadora. Se decía que una buena casa poblana, en la época colonial, era aquella que contara con su propia capilla; para ejemplo: Casa de Alfeñique (Primer Museo del Estado de Puebla).
También se cuenta que Ignacio Zaragoza le expresó a Juárez sus ganas de voltear los cañones contra la Ciudad de Puebla, pues sus habitantes simpatizaban más con la Invasión Francesa que con Benito Juárez. Por ello, se asegura que el nombre civil de Heroica Puebla de Zaragoza fue para “conquistar” o “imponerse” al conservadurismo poblano.
Luego podríamos hablar del enfrentamiento de Carolos vs Fúas que derivó en la creación de la Universidad Popular Autónoma de Puebla (UPAEP).
O de la fuerte presencia del Yunque en Puebla.
II
Por otro lado, Puebla ha demostrado ser una ciudad combativa (Batalla del 5 de Mayo, Sitio de Puebla, 2 de abril-Toma de Puebla e Inicio de la Revolución Mexicana por los Hermanos Serdán).
Alguna vez alguien me dijo: “Puebla tiene tantos oxxos como logias masónicas”.
Pareciera que la Puebla oculta es muy liberal.
En días recientes, cada vez más, me he ido cruzando con personas que se han acercado al temas esotéricos y ocultistas.
Poblanos de día y, libres y auténticos de noche o fuera del foco juzgador.
¡Bienvenidos al desfile de antifaces!
III
Se vienen fechas importantes para los practicantes de la religión católica: semana santa.
De chico, recuerdo que me hacían ir a la procesión del Centro histórico, no me dejaban ver televisión al no ser que fueran los programas religiosos que pasaban en señal abierta y tampoco probaba dulces (una forma simbólica de sacrificarme: si Cristo-Jesús murió en la cruz por ti; lo menos es no hacer nada gozoso en esos días).
En algún momento de mi vida iba a retiros religiosos del Colegio Benavente y hasta catequicé (creo ya lo he escrito aquí varias veces).
Crecí, observé mi entorno y el comportamiento de los que me decían: “cómo tenía que portarme para ser digno de Dios”; y decidí que lo más congruente era alejarme de todo eso.
Sigo sin conocer un católico que realmente practique el amor al otro sin distingo de ideologías, creencias, orientaciones, identidades y gustos.
Hasta podría afirmar que las personas más crueles y más intransigentes son católicos devotos.
Incluso, muchos católicos, pareciera que tienen en su ADN activado el comportamiento impositivo.
IV
Muchas guerras se hicieron para imponer una creencia. Se aniquilaron pueblos y creencias enteras. La iglesia católica se inventó La Inquisición para perseguir y acallar a todo aquél que pensó diferente.
Incluso, se sabe, gracias a diversos estudiosos de textos bíblicos de diferentes corrientes religiosas, que muchos de los textos pudieron ser mal traducidos o manipulados a conveniencia de los 21 Concilios Católicos.
V
Ironías de la vida; el Esoterismo, el Misticismo, la Alquimia, el Tarot y otras prácticas espirituales me están religando a lo Divino, pero desde una perspectiva más amorosa, incluyente y universal.
Y sí, antes no me había nacido abrir una Biblia; hoy tengo una versión Reina-Valera 1960 (la más neutra y menos manipulada, disponible en español).
FUERA DEL LUGAR
Algo que, sin duda, deberían leer los creyentes, los sacerdotes y algunos personajes de la política mexicana es el siguiente Salmo:
Salmo 101: Promesa de vivir rectamente de David:
“(…)
En la integridad de mi corazón
andaré en medio de mi casa.
No pondré delante de mis
ojos cosa injusta.
Aborrezco la obra de los
que se desvían;
ninguno de ellos se
acercará a mí.
Corazón perverso se
apartará de mí;
no conoceré malvado.
Al que solapadamente infama
a su prójimo, yo lo destruiré;
no sufriré al de ojos altaneros
y de corazón vanidoso.
(…)
No habitará dentro de mi
casa el que hace fraude;
el que habla mentiras no se
afirmará delante de mis ojos.
De mañana destruiré a todos
los impíos de la tierra,
para exterminar de la ciudad
de Jehová a todos los
que hagan iniquidad.
