I
María Casares, en una de las tantas cartas que le escribió al gran Albert Camus, le pregunta:
“¿Qué haces? ¿Cómo vives? ¿Vas a pescar? ¿Trabajas? ¿Eres feliz? ¿Engordas? ¿Comes bien? ¿Sigues el camino que lleva al sueño sobrehumano?”
En estos días Elmo (Plaza Sesamo) entró a X (antes Twitter) y escribió:
“¡Elmo solo se está registrando! ¿Cómo están todos?”
Las respuestas a la pregunta fueron inesperadas y quedó al descubierto lo necesitada que está la humanidad de realmente volver a tener relaciones personales más profundas.
Ante la gran demanda, Elmo contestó:
“¡Guau! ¡Elmo se alegra de haber preguntado! Elmo aprendió que es importante preguntarle a un amigo cómo está. ¡Elmo volverá a manifestarse pronto, amigos! Elmo te ama.”
II
Las excesivas formas de comunicarnos han provocado lo contrario.
Comunicamos, pero no profundizamos.
Nos cuesta trasmitir los sentimientos y cada día cuesta más aprender a convivir con los buenos y malos sentimientos.
Somos humanos sentimentalmente disfuncionales.
Las relaciones como la tecnología tienen caducidad y queremos vivir a prisa cada uno de los sentimientos.
III
La depresión, lo han venido diciendo repetidamente diversos especialistas, es la pandemia de este siglo.
Y cómo no deprimirse si se vive para trabajar, para pagar deudas, si cada vez cuesta más caro hacerse de un patrimonio y si logras acceder a un crédito que terminarás pagando por lo que te reste de vida.
IV
Es urgente corregir el barco y volver a poner a la estabilidad mental, emocional y la salud por encima de la efectividad en os trabajos de Gobierno y Empresariales.
Hay que mejorar la calidad de vida y apostar por una vida más armoniosa y amorosa.
V
Estresarse no debería ser una normalidad.
Tener tiempo libro no debería considerarse un defecto.
Tener ratos de esparcimientos no debería considerarse un crimen ni tendría que generarnos remordimientos.
VI
Llorar.
Comunicar lo que sentimos.
Enojarse y demás estados emocionales no debería considerarse como una debilidad sino como un acto de valentía.
VII
Necesitamos recuperar la humanidad, volver a sensibilizarnos a sentir empatía por el otro.
Hay que recuperar la capacidad volver a sentir con intensidad y no tener miedo a enamorarse y querer a otra persona.
Deberíamos practicar cada día, con nuestros amigos y seres queridos, el preguntarles: ¿Cómo estás? ¿Necesitas algo? Cuentas conmigo para combatir al mundo y vencer a tus monstruos.
VIII
Y si en el camino, se cae y se rompe uno en pedazos. Siempre estará la poesía para pegar lo roto y sanar las heridas.