I
La Orden Hermética de la Golden Dawn es –ya he escrito muchas veces en esta columna– una de las más interesantes a nivel cultural, intelectual y místico/hermético.
En 1906 Samuel MacGregor Mathers “funda la Escuela Rosacruz de Misterios Alpha Ωmega (AΩ) y ésta es el primer filtro para formar parte de La Orden Hermética de la Aurora Dorada1”, esta última nace -según algunos teóricos- como un sisma que Mathers tiene con la Masonería, pues le molestaba la imposibilidad de incluir oficialmente a las mujeres dentro de dicha Orden Secreta.
Uno de los miembros destacados y alumnos más brillantes de Mathers fue Aleister Crowley.
II
Aleister Crowley ingresó en 1897 -en el Templo Isis-Urania- a La Orden Hermética de la Aurora Dorada2, en la cual ascendió de forma impresionante y lo llevó a tener severos enfrentamientos con los Maestros de dicha Orden.
Posteriormente, en 1905, fundó Astrum Argentum3 y a partir de 1909 a través de la revista The Equinox comienza a publicar muchos de los ritos de Golden Dawn, lo que terminó considerándose como alta traición; en dicha revista fue donde dio a conocer Liber T4.
III
Gerard Ziegler, en el libro que acompaña al mazo de Tarot de Thoth (versión de Arkano Books), explica de forma sucinta la historia de este juego de cartas:
“Estaba baraja debe su diseño especial al encuentro entre Frieda Harris y Aleister Crowley. Harris aceptó diseñar las imágenes con la condición de que Crowley no estuviera presenta mientras ella trabajaba y de que no hiciera magia negra. Él consintió con la condición de que Harris terminara su trabajo en unos pocos meses. Pero al final ella se pasó cinco años (desde 1938 hasta 1943) trabajando con las imágenes”.
Sobre el proceso de creación nos relata:
“Harris utilizó los bocetos y descripciones de Crowley como base para sus imágenes. Aunque ella misma no conocía bien el tarto, los conceptos de este antiguo sistema ampliaron e influyeron en sus conocimientos y su compresión intuitiva. Harris pintaba y repintaba una carta varias veces hasta que quedaba por fin satisfecha con el diseño”.
Ninguno de los dos logró ver el mazo publicado, fue -según señala Ziegler– en 1969 que el comandante Grady L. McMurtry (alumno de Crowley) logra fotografiar la baraja y años después, en 1977, logra ser publicada.
IV
Muchos simbolistas y tarotistas como: Jean-Baptiste Alliette “Etteilla” o Court de Gebelin, afirmaban que el Tarot fue diseñado por Thoth5.
Crowley -al igual que Etteilla– decidió también invocar/nombrar a Thoth en su mazo; no he encontrado qué lo motivó, pero J. M. Serduní en el texto que escribió para la revista The National Geographic: “Brujo y Ocultista. Aleister Crowley, el mago negro” nos regala un dato sobre la relación que Crowley tuvo con Thoth:
“Se dice que Crowley y Rose pasaron una noche dentro la Cámara del Rey de la Gran Pirámide de Gizeh, donde, tras una invocación, se les apareció Toth, el dios de la sabiduría y la escritura, pero también de los conjuros y los hechizos mágicos, en forma de “luz astral”. Crowley, al que siempre había fascinado la filosofía oculta del antiguo Egipto, se convirtió en 1904 en la cabeza visible de la O.T.O. (Ordo Templi Orientis), una organización de carácter fraternal y secreto de la que fue nombrado Gran Maestro General X para Gran Bretaña e Irlanda”.
V
Crowley, sin lugar a duda, fue un personaje atractivo en muchos sentidos. Para la generación de la década de 1960-1970 fue el ícono del movimiento hippie -por ende, de la liberación de las drogas y el sexo- por ejemplo, Serduní, nos recuerda -casi al final de su artículo- la siguiente joya:
“David Bowie habla de Aleister Crowley en el tema The man who solds the world (El hombre que vendió el mundo) y lo menciona de forma explícita en su canción Quicksand”.
Usted, hipócrita lector, ¿sigue creyendo que el viaje del Tarot no es mágico y digno de ser recorrido?