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jueves, noviembre 21, 2024

Catatónico: la novela del COVID-19

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I 

Leyes, Derecho o abogacía es el área de estudio que distinguió a una serie de escritores mexicanos: José Vasconcelos, Xavier Villaurrutia, José Gorostiza, Octavio Paz, Efraín Huerta, Carlos Fuentes, Sergio Pitol, Jorge Volpi; entre otros. 

 

Y pocos, por no decir escasos, son los escritores que han sido médicos: Mariano Azuela, Elías Nandino, Juan Vicente Melo y José Ángel Leyva. 

 

II 

 

La literatura, y en sí el arte, siempre ha buscado reflejar a la sociedad, sin embargo, pocas son las novelas que han retratado momentos tan específicos, en la Historia de la humanidad, como lo son las pandemias: El Decamerón de Boccaccio (sobre la peste que se presentó en 1348 en Florencia), Diario del año de la peste de Daniel Dafoe (sobre la peste bubónica que azotó a Londres en 1665), La peste de Albert Camus (sobre la peste que azotó a Argelia en 1849) y El húsar en el tejado de Jean Giono. 

 

III 

 

Bajo esta tradición literaria, se inscribe Diego Emilio Ruíz, nacido en Puebla en 1995 y de formación médica; quien recientemente ha sacado una novela cuyo escenario de fondo es el México de los años 2019-2020, donde la pandemia del COVID-19 nos azotó con mayor fuerza en el país. 

 

Catatónico es el título de su novela publicada, por el sello editorial: El tapiz del unicornio en 2021. 

 

Una novela fluida y corta que además de estar ambientada en una etapa que parecía apocalíptica, también plantea una premisa apocalíptica, desde la perspectiva ética y humanitaria: ¿qué rumbo tomaría el combate contra la pandemia si el médico de realizar dicha empresa pierde la razón, pues su apetito por el poder, el reconocimiento y la trascendencia es más grande que las estrategias para salvar más vidas? 

 

Una novela que, sin duda, busca ejercer: “una crítica social a las medidas de seguridad y salud implementadas durante la pandemia por SARS–COV 191”, tanto para pacientes como para médicos. 

 

IV 

 

Una novela que vale la pena hincarle el diente lector y distraerse un poco de extraña, y siempre cruel, realidad. 

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