I
La vida es un acto político, pienso, y exige -a veces- tomar posturas que provienen de las bases que conformaron nuestra personalidad.
El ser humano es un ente en constante reconstrucción: un día abanderas lo aprendido/aprehendido en la casa familiar y al otro estás quemando dichas banderas a la par que estás izando otras.
La vida es un constante renacer.
La energía se transforma y el ser humano es energía pura.
II
De pronto es bueno hacer un alto y mirarse frente al espejo, ya de forma literal o metafórica y reconocer a la persona que aparece frente a éste.
Un ejercicio de autoconocimiento, autocomprensión y amor propio.
Un ejercicio para reconocer el camino recorrido y preparar el nuevo sendero.
III
Miguel Canseco -amigo personal, hermano esotérico, guía espiritual y cómplice tarotista- ha lanzado en su perfil de Facebook un interesante ejercicio que voy a realizar a continuación: compartir aquello de lo que estamos a favor y en contra.
IV
Va mi ejercicio:
- Me gusta el fútbol; aborrezco a las personas que se erigen moralmente diciendo que es un pasatiempo de cavernícolas ignorantes, así como a los fanáticos que no comprenden que es un entretenimiento y nunca está en juego ni la vida ni el honor.
- Me fascina el tarot, el mundo esotérico y simbólico, y el camino espiritual como un acto de magia amorosa y divina; detesto a las personas, creyentes y guías espirituales que se erigen como verdad absoluta, camino único y discriminan todo lo demás.
- Me gusta leer ficción y no ficción, poesía y teatro; detesto a las personas que se la pasan sugiriendo qué es buena o mala literatura, quién sí es escritor y quién no. Como si éstos fueran dueños de la verdad absoluta.
- Hace años mis gustos musicales eran muy definidos, hoy he estado abierto a nuevas experiencias y eso ha ampliado mi fonoteca personal; empero, me desagrada la discriminación musical que proviene desde una especie de “calidad moral” de un supuesto conocedor de la “verdadera música”. Una cosa son los gustos personales y, hablar desde allí y otra es hacer de menos los gustos de otros. No creo en los gustos culposos.
- Me gusta hacer Cultura desde el ámbito gubernamental, pues es una de las más nobles y bellas tareas; detesto, aborrezco y merecen la inquisición aquellas personas que piensan que la Cultura tiene banderas políticas y recurren a ésta para pretender adoctrinar masas. No hay Cultura de izquierda o derecha, hay Cultura y es obligación de un Gestor generar las condiciones para su correcto desarrollo y fácil acceso.
- Me gustan y admiro a todas las personas dedicadas a generar Arte y Cultura (libros, música, teatro, danza, grabados, pinturas, etc.); pero no soporto a aquellas personas que se montan en la postura de que ellos no tienen por qué pensar en el “otro” (entendido como espectador, lector, etc) y si no entendieron ni sintieron ni nada, pues no es problema de ellos y sí ignorancia de quien se acerca a su Arte. No creo en los artistas que crean desde la arrogancia y prepotencia.
- Me gusta el estudio, compresión y discusión de la Historia; detesto que políticos, académicos e historiadores sigan insistiendo en analizar hechos del pasado con valores del presente y continúen con la mala costumbre de erigir personajes heroicos o villanos, según la ideología política en turno. Simplemente hay personajes históricos con claroscuros como cualquier ser humano.
- Me parece plausible que haya gente queriendo aprender otros lenguajes; pero es absolutamente risible, criticable y malinchista que lo hagan sin conocer ni dominar el propio.
- Aplaudo, reconozco y admiro a todas las personas activistas y defensoras de sus causas; sin embargo, me parece criticable que vayan por la vida queriendo imponer sus causas. Nada a la fuerza.
- Me considero una persona noble, leal, sincera y amiguera; empero, detesto y aborrezco a las personas que piensan que tienen la suficiente “calidad moral” para opinar, calificar o corregir la forma de ser, pensar o actuar de los demás. Hay que aceptar a las amistades y parejas sentimentales como son, y si no, lo mejor es cortar por lo sano la relación. Nadie es nadie para corregir al otro.
V
Sin duda, un ejercicio curioso.
Muchas cosas se quedaron afuera; sin embargo, las más relevantes fueron plasmadas.