🚫🛞¿QUÉ FUERON PRIMERO: Las carreteras o los bloqueos? A cualquier hora, bajo cualquier pretexto, personas inconformes llegan hasta una autopista, colocan unas llantas y sacan unas cartulinas para anunciar que dicha vía queda cerrada por el motivo expuesto. Éste puede ser cualquiera: un atropellado, un atropello (proveniente de una autoridad ejidal, municipal, estatal o federal), una causa social (ligada a una Inspectoría Ejidal, una confederación de lo que queda del PRI, o una agrupación de transportistas), una causa privada, un tema de salud pública, etcétera.
🚑SI ALGÚN AUTOMOVILISTA tiene una urgencia médica, no importa. No vale más que la causa social. La salud del enfermo puede esperar. La Revolución (que generó el bloqueo) vale más que cualquier cáncer de colon. El afán pequeñoburgués nada puede frente a esa barricada. Si la prisa del automovilista tiene que ver con un tema laboral, tampoco es trascendente. Importa más la denuncia ciudadana expresada en el bloqueo, por ejemplo, de la autopista México-Puebla.
⚠️LOS BLOQUEOS SE HAN VUELTO el talón de Aquiles de los usuarios de las autopistas. Casi todos los días hay una demanda ciudadana que culmina con el cierre de una vía. Y como la 4T no reprime (como los gobiernos de antes), no se verán en las vías tomadas ni granaderos ni miembros armados de la Guardia Nacional. Esa tolerancia ha generado que cada vez sea más constante el ejercicio de bloquear carreteras por cualquier motivo.
💰HAY QUIENES LO HACEN por una demanda añeja. Los ejidatarios de Santa Rita Tlahuapan, por ejemplo, se quejan de que el gobierno federal les adeuda un monto millonario que proviene de la construcción de la autopista México-Puebla, cosa que data de finales de los años cincuenta, cuando el presidente de México era Adolfo López Mateos, quien falleció en 1969. (Eso no les importa).
🤑EL INGENIERO Javier Barros Sierra, a la sazón secretario de Obras Públicas, también ya murió. (Él inició la obra en 1959 y la terminó en 1962). Eso tampoco les importa. Los ejidatarios quieren los dividendos de el derecho de paso, mismo que ha sido cobrado por los diferentes abogados que contrataron durante décadas. Sobra decir que dichos abogados hicieron lo de siempre: negociaron, cobraron y huyeron, sin repartir las ganancias con los ejidatarios. Ante esto, se impone llevar a la práctica, lo más pronto posible, el título de esta columna: ¡Terrible! ¡Bebamos!

