🫰🏻 UNA CHICA Y DOS JÓVENES suben a un auto. Están por viajar a la velocidad de la luz rumbo a una muerte lamentable. Ellos no lo saben todavía, por eso es que ese acto (el de jugar a los arrancones con sus amigos) les resulta particularmente festivo. Suben, pues, al auto. (Que es como subirse a una montaña rusa que está por descarrilarse). Sube entre risas y besos. La chica es novia del conductor: el mismo que morirá partido en varias piezas unos segundos después.
✌🏻 LA VELOCIDAD AUMENTA AL RITMO de las pulsaciones. Todo pierde sentido cuando el auto arranca. La adrenalina aumenta la frecuencia cardiaca, la presión arterial, el flujo sanguíneo a los músculos y el cerebro, y, quién lo dijera, los niveles de azúcar en la sangre. ¿Y esto para qué? Para proporcionar energía rápida. Todo se convierte en un espectáculo del miedo. Lo que no saben ellos es que en cosa de segundos ingresarán a un espectáculo de destrucción y muerte.
🤜🏻 EL IMPACTO ES BRUTAL. El novio de la chica, el conductor, es el primero que viaja al Más Allá. El tercer pasajero sobrevive al brutal golpe mortal. Habrá de morir cuando sea conducido al hospital. La chica será la única que quede con vida en esta masacre. Es un decir: en realidad ya es víctima de una muerte cerebral. El auto, ufff, es un desecho: un espectáculo de llantas y carrocería metidas en un acordeón de polvo, fuego y humo. Mucho humo.
👎🏻 LO QUE VIENE ES IGUALMENTE GROTESCO: los fotógrafos y los camarógrafos llegan buscando dos cosas: sangre y cuerpos destrozados. Algún ojo en el pavimento, un brazo, algunos dedos llagados. Chocan entre sí por llevarse la imagen que retrate el tamaño del desastre. Al otro día, sus imágenes irán de la mano del amarillismo más atroz. Entre más sangriento sea el titular, más vistas tendrá la nota. “¡Ebrios y drogados, se matan a 200 kilómetros por hora!”, “¡El choque del horror: perdieron la vida y algunas partes de sus cuerpos!”, “¡La muerte se llevó a tres ebrios que buscaban la fama!”. Ufff.
✊ ESTE COCTEL ES EL PAN DE TODOS LOS DÍAS. Sangre más morbo más estupidez más velocidad más arrancones más amarillismo más sensacionalismo más muertes dolorosas. ¿En qué momento nos quebramos por dentro y nos convertimos en animales rabiosos e insensibles? ¿En qué momento nos convertimos en esta imperfecta dosis de excremento?

