En el mosaico de figuras que hicieron posible la Revolución Mexicana Madero, Villa, Zapata, Carranza, se debe añadir en primera fila a Carmen Serdán Alatriste. Su nombre aparece en los libros, sí, pero casi siempre como complemento del de su hermano Aquiles Serdán. Sin embargo, un examen más riguroso revela que Carmen no fue testigo ni acompañante: fue organizadora, articuladora y promotora activa del movimiento Maderista antirreeleccionista en Puebla.
Desde los primeros meses de 1910, cuando el país apenas empezaba a vibrar con el llamado del Plan de San Luis redactado y proclamado el 5 de octubre de 1910 en San Antonio, Texas, EE.UU. por Francisco I. Madero en el exilio junto con su hermano Gustavo Madero, Roque Estrada, Federico González Garza, Juan Sánchez Azcona y Abraham González, aunque después el Plan fue fechado en San Luis, Potosí por razones simbólicas y políticas y para dar la impresión de que el movimiento surgía desde territorio mexicano. El Plan declaraba fraudulentas las elecciones de 1910, declaraba a Madero como Presidente y llamaba al levantamiento de armas el 20 de noviembre a las 6:00 de la tarde, el plan también prometía restaurar la democracia y terminar con la dictadura porfirista y ofrecía la restitución de tierras injustamente despojadas durante el porfiriato.
En este escenario, Carmen Serdán leyó el libro de Madero “La Sucesión Presidencial en 1910”, y quedó profundamente convencida de sus ideas democráticas, de ahí se integró al Partido Antirreeleccionista en Puebla y Carmen junto con su hermano Aquiles y Máximo Serdán comenzaron a colaborar activamente con el movimiento maderista y estuvo en comunicación con Madero por medio de cartas y emisarios, especialmente cuando los Serdán comenzaron a organizar la rebelión en Puebla conforme al Plan de San Luis.
Carmen trabajó de manera meticulosa para fortalecer la red maderista. Su casa, ubicada en el corazón de Puebla, se convirtió en un centro clandestino donde se imprimían panfletos, boletines y hojas informativas destinadas a romper el monopolio propagandístico del porfiriato. La imprenta —oculta entre muebles y cajas— funcionaba de noche, cuando la vigilancia era menor. Carmen revisaba textos, coordinaba la distribución y se aseguraba de que la información llegara a simpatizantes confiables.
Pero su labor no se limitó al papel. También participó en la captación y organización de grupos ciudadanos dispuestos a apoyar el levantamiento armado. Tenía un talento natural para persuadir sin estridencias: hablaba de la necesidad de cambiar un régimen agotado, pero lo hacía con argumentos accesibles y un entendimiento claro del hartazgo social. Gracias a ella, decenas de poblanos se sumaron al movimiento antes incluso de que Madero pisara la cárcel en San Luis Potosí.
Carmen también desempeñó un papel clave en el acopio de armas y víveres, una tarea particularmente arriesgada en Puebla capital, una ciudad donde la policía porfirista mantenía un control férreo. Utilizaba su apariencia tranquila y su fama de mujer “respetable” para moverse sin levantar sospechas. En más de una ocasión coordinó la recepción de rifles y municiones que llegaron escondidos en carretas, sacos de granos y cajas aparentemente inocentes. Carmen sabía que una revolución sin logística era solo un deseo, y por eso dedicó meses a fortalecer la infraestructura necesaria para el levantamiento.
El episodio del 18 de noviembre de 1910 —dos días antes de la fecha oficial marcada por Madero— ha sido contado en numerosas versiones, pero pocas destacan que la resistencia armada en la casa de los Serdán fue posible porque Carmen contribuyó a organizarla. Cuando la policía irrumpió, ella no se replegó: alentó a los defensores, ayudó a los heridos y mantuvo la comunicación entre los cuartos donde se refugiaban los maderistas. Y cuando el cerco se volvió insoportable, fue ella quien salió al balcón para gritar: “¡Poblanos, la Revolución ha comenzado!” Un acto de desafío absoluto frente al régimen, pero también un gesto de coherencia: llevaba meses preparando exactamente ese momento.
Aun después de la caída de la resistencia y su posterior encarcelamiento, Carmen no renunció a sus convicciones. Tras su liberación, continuó colaborando con el movimiento maderista, aunque las secuelas físicas y emocionales del combate del 18 de noviembre de 1910 la acompañaron hasta su muerte en 1948.
Hoy, cuando México revisa la historia oficial, la figura de Carmen Serdán emerge como símbolo de la participación femenina en la vida política mucho antes de que existiera el derecho al voto para las mujeres. Su legado no es solo el de una combatiente, sino el de una estratega, una organizadora y una promotora incansable de la justicia.
Reconocer a Carmen Serdán no es solo un gesto de corrección histórica; es un acto de honor para quien ayudó, desde la clandestinidad, a encender una de las revoluciones más importantes del continente y la más importante de México, Porque por Carmen Serdán y sus hermanos la Revolución Mexicana no empezó el 20 de noviembre sino el 18 de noviembre y en Puebla, ya después el 20 de noviembre empezó en Chihuahua (con líderes como Toribio Ortega), Coahuila, Durango, Guerrero y Morelos donde luego emergería Emiliano Zapata.
Celebro también que en Puebla, a través del Gobierno del Estado se haya iniciado el premio Carmen Serdán a mujeres destacadas tanto en México como en el mundo, les comparto la lista de las premiadas:
Miriam Martha Ramírez de los Santos Categoría: Mujer Tejedora de Santa Inés Ahuatempan, Puebla. Actividad reconocida: Elaboración de artesanías de palma (tejeduría), como parte de su labor comunitaria o artesanal.
Sagrario Linares Melo Categoría: Mujer del Futuro. Trayectoria: Es investigadora, y los medios destacan su trabajo en medicina aeroespacial, epigenética y cáncer.
Antonia Aguilar Torres Categoría: Mujer que Transforma. El premio le fue otorgado por un proyecto de cabañas para desarrollo comunitario o turismo en la Sierra Norte de Puebla.
Luz del Carmen Zenteno Gómez Categoría: Mujer Resiliente. Trayectoria personal: Es fundadora y presidenta del colectivo Manu Vive AC. Impacto: Ha impulsado reformas legales para la movilidad segura. Por ejemplo, se le atribuye su papel para la Ley de Movilidad y Seguridad Vial en Puebla (“Ley Manu”) y en otros espacios.
Irma Xóchitl Cuauhtémoc Xicoténcatl Categoría: Mujer Inspiradora.
Leslie Melissa Soto Flores Categoría: Mujeres Forjadoras. Trayectoria: Según los medios, es paramédico (o trabaja en servicios de urgencias) — su mención específica es “paramédico Leslie Melissa Soto Flores”.
Isabela Tecuanhuey Cóatl Categoría: Niña Construyendo el Futuro.
En la ceremonia también se rindió homenaje a mujeres migrantes poblanas como Patricia Hernández presidenta y fundadora del Mexican Day Parade en Nueva York, ella es la encargada de organizar el Desfile del 5 de mayo en Nueva York.
Gracias por leernos.
Tu amigo Daniel Conde

