24.1 C
Puebla
miércoles, mayo 1, 2024

Temporada de Huracanes, ¿la película lo logra?

Más leídas

En el mundillo literario mexicano —como en cualquier otro microcosmos acotado— el ego habla por las bocas de sus miembros y cada grupo suele manar —a su manera— mezquindad o envidia o resentimiento o las tres anteriores juntas. Sin embargo, algo inédito sucedió con una escritora y con su penúltima novela. Fernanda Melchor trajo la tempestad en plena primavera con su libro Temporada de huracanes, una novela delirante cuyo lenguaje encabalgado y torrencial asfixia al lector. Lo asfixia sin que él, el lector, intente escabullirse de la tortura. Lo de la Melchor es la pena sabrosa, bullanguera y tropical, matizada con aguatintas sanguinolentas. Mórbidos… sus escenarios secretan pus, semen y agua salada. La bruja anacrónica perdida en las cuencas de un río pestilente. Una bruja transgénero. Una bruja que se embriaga y hace karaoke de Luis Miguel en sus noches de alcohol y enamoramiento. Una bruja que es hija de otra bruja mayor. ¿Una bruja en pleno siglo XXI? Sí. De esas brujas que todavía habitan los pueblos costeros; a las que recurren las señoras del pueblo para amarrar al hombre rejego o para echarle la sal a la puta que amenaza su dicha. La clase de bruja patética que, de no ser bruja y no tener poderes paranormales, sería lapidada en la plaza pública por fea, maricona y farsante. ¡Ay, la bruja! La bruja violácea que flota en el río tóxico. Que es encontrada por personajes marginales. Por chavos barriobajeros que cogen sin condón y que embarazan a sus morras y que beben caguama y que duermen en hamacas junto a su chemo o su toque de mota. El problema del narcotráfico como un rumor de cucarachas trepando en la pared. Eso, y el virtuosismo del lenguaje, es Temporada de Huracanes. Forma no es fondo. Forma lo es todo. Las obsesiones oblicuas de la autora consiguió, además de muchos premios y récords de reedición, lo impensable: que las mafias literarias se pusieran de acuerdo. Que sus contemporáneos se bajaran del ladrillo y dijeran en los pasillos de las ferias —con su consabido tonito norteño-fresi-chairo— es el mejor libro en años. El libro que me hubiera gustado escribir”.  

Tan raro fue el éxito de Temporada de Huracanes, que hasta las escritoras que solían meter zancadillas a sus colegas vieron a Melchor ya no como una joven promesa”, sino como la rival a vencer. Y eso, a la fecha, no ha pasado.  

Trasladar ese maravilloso libro al cine sonaba muy complicado. Demasiado, por lo dicho: lo vertiginoso de la narración.  

La cineasta Elisa Miller se aventuró a ello. Creo que el filme es bueno, bueno y ya. Y es que al fragmentar una narración que en la cabeza original no tenía puntos y aparte, deja a la audiencia con una sensación de que algo, un no sé qué falta, para amacizar la historia.  

Pero eso solo se descubre leyendo a Melchor.  

Notas relacionadas

Últimas noticias

spot_img
PHP Code Snippets Powered By : XYZScripts.com