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domingo, noviembre 24, 2024

La niñez robada

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Un asunto que era privativo de las zonas marginadas y que en la urbanidad ya también se ha visto con más frecuencia es el que se refiere al abuso en contra de las niñas y niños.

La niñez robada es un asunto que ha servido para guiones de cine, de novelas, artículos de fondo, etcétera. Este fenómeno ha obtenido ancestralmente la complicidad en las zonas rurales de las autoridades y los propios padres de familia. Apenas las niñas estaban tomando forma de mujer —como dicen en los pueblos— y ya las ofrecen a las gentes sin escrúpulos que tienen más dinero. Las compran y las desposan. Las niñas desde los 12 años han concebido y han perdido todo lo que significa una vida de mujer en toda la extensión de la palabra.

Noches enteras se han pasado cuestionándose como tratar de aceptar algo como cierto, tratando de irse alejándose de todos los señalamientos mora les y psicológicos comunitarios que la señalan sin lograrlo. Estar noches en vela atendiendo a un hijo que ni fue procreado bajo su consentimiento ni tampoco tienen los conocimientos para el tratamiento de un bebé.

En las zonas alejadísimas de los diferentes estados como Chiapas, Oaxaca, Puebla, son caldo de cultivo para este tipo de actos denigrantes. Incluso ha llegado a ocupar México el primer lugar en abuso infantil en Latinoamérica. Verdaderos casos de horror que han marcado de por vida a este sector e incluso se han señalado a estados como Tlaxcala seguido de Querétaro y Chihuahua que tienen una mayor incidencia de pederastia y trata infantil.

En los “pueblitos” aun con las reformas a los códigos o leyes, no ocurre nada. Allí todos se conocen, saben quien o quienes son los que per se han incurrido en los mismos actos y los habitantes viven en una zozobra y prefieren vivir callados. El sometimiento es atroz, algunas niñas que avizoran que van a ser víctimas de este hecho, prefieren salir de manera subrepticia, amparadas en la obscuridad y llegar a las zonas urbanas. Las que logran su objetivo empiezan una vida diferente, nueva, con la esperanza de lograr rescatar su personalidad, su femineidad, demostrarse y de mostrar al mundo lo que puede lograrse si se deciden.

Lo que se señala aquí en unas cuantas líneas no es asunto menor: escándalos que han alcanzado las esferas nacionales, como el muy señalado en Puebla de un contubernio entre el empresario Kamel Nacif y el entonces gobernador Mario Marín. En 2005, cuando la periodista Lydia Cacho expuso, en su libro Los demonios del Edén, la red de pederastas en la que estaba involucrados Mario Marín, exgobernador de Puebla, y Jean Succar Kuri, señalándolos por mantener una red de pornografía y prostitución infantil con niños y niñas de entre cuatro y 14 años de edad.

Para los casos de las zonas marginadas y de las urbanas se requiere de la firmeza de las autoridades, pero sobre todo de los padres de familia primero, para evitar estas viejas prácticas que debido a su precaria situación económica se prestan para este tipo de ventas a las menores de edad y segundo ir día a día creando una mejor sociedad que permita terminar de una vez por todas con estos casos, los que llegan a detonar en escándalos nacionales e internacionales.

Y qué decir del sector infantil, que es coptado en los cinturones de la frontera con Estados Unidos, son verdaderos hacinamientos humanos donde el trabajo infantil es repartido como tarea de adultos, amen de que estos también a últimas fechas son presa del crimen organizado no entiendo porque ese calificativo, cuando a veces reina la desorganización, y ese si es un doble sufrimiento.

Retornado al caso de la serranía poblana, hay historias muy lastimosas. Este sector de la población crece en una vida de pobreza y hambre. Por lo regular el hijo mayor solo se le permite llegar al primer o máximo tercer grado de primaria, para atender a todos sus hermanos que en ocasiones llegan a sumar más de una docena. Las tareas son en el campo, pero hay muchísimos casos que se desarrollan en la urbanidad y allí si son verdaderos caminos empedrados que transitan en el desapego de la sociedad, desarrollando actividades a veces inhumanas entre los desechos orgánicos e inorgánicos. Si bien les iba llegaban a altas horas de la noche a bañarse con el agua de la manguera que surtía a la enorme vecindad.

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