Estar a final de un año nos coloca en una buena posición para reflexionar sobre el pasado y hacer prospectiva.
Los escenarios políticos nacional y local permiten desmenuzar, explorar, hacer combinaciones e incluso atreverse a la predicción.
2021, año pandémico, trajo consigo retos de considerable dimensión, que a la distancia resultan de utilidad para evaluar el desempeño de personajes clave en la vida política y social de México, en general y de Puebla, en particular.
Al presidente Andrés Manuel López Obrador hay que reconocerle su congruencia con lo ofrecido en campaña y lo realizado en los primeros tres años de su gestión; pese a las descalificaciones de sus detractores y opositores, es claro que el primer mandatario ha realizado un buen trabajo, le ha dado rumbo al país.
La marcha de la economía nacional y los números que arroja dan la certeza de que vamos por el camino correcto.
La pandemia no ha frenado ni impedido que se avance al ritmo que el país necesita para consolidarse en el liderazgo continental que le corresponde.
México, hoy más que nunca es un país de libertades, gracias al principio de “nada por la fuerza, todo por la razón”, lo cual también se refleja en la libertad de la vida democrática, con un año electoral en el que se votaron 13 nuevos gobernadores, con la garantía a los ciudadanos de que su voto fue respetado y que existían las condiciones sociales para ejercer su derecho.
En política exterior claramente se estableció una postura con Estados Unidos, de cooperación, pero nunca de sumisión o entreguismo, en la búsqueda de acuerdos para beneficio de los países que conforman la región, pero no a costa de la soberanía o la dignidad.
Estos puntos enumerados forman parte de los logros que considero destacados en este año que se va, sin embargo, es justo decir que el combate a la corrupción ha sido y seguirá siendo el sello de la Cuarta Transformación que impulsa el presidente López Obrador.
En la actualidad las escaleras se barren de arriba hacia abajo y, si bien aún es necesario seguir trabajando para erradicar ese mal social, el ejemplo ha comenzado a mostrar sus efectos positivos, de eso no queda duda.
En el plano local, el gobernador Miguel Barbosa Huerta es una muestra fehaciente de que la experiencia política es fundamental para llevar a buen puerto los destinos de un estado; nadie puede poner en duda que -utilizando una frase coloquial- “trae los hilos” lo cual genera estabilidad social y crecimiento económico.
Barbosa ha hecho un gobierno austero pero eficiente, con inversión en los rubros de mayor impacto social como la seguridad y la obra pública, sin dejar de lado la atracción de inversiones; atrás quedaron los años de fastuosidades y gastos excesivos dedicados al culto a la personalidad, para enfocar los recursos en lo que realmente importa que es el bienestar social.
El manejo de la pandemia por Covid-19, reconocido a nivel nacional, así como por los poblanos, ha sido excepcional, con acciones certeras -severas cuando lo tuvieron que ser y flexibles en los momentos que lo permitió la proliferación del virus-, gracias a lo cual se logro frenar la cadena de contagios y atender las necesidades en el sistema de salud, sin recurrir a deuda pública.
En 2021, con un proceso electoral local en el que se eligieron presidentes municipales, diputados locales y federales, Barbosa mostró que la forma de hacer política desde el gobierno ha cambiado, sin intromisión de los órganos electorales o los partidos y garantizando a los ciudadanos su participación.
El 2022 viene cargado de certidumbres y dudas, pero podemos tener la garantía de que si existe una buena conducción podremos salir avante de las tormentas -si le va bien a los gobiernos, le irá bien a sus habitantes-.
De manera personal les deseo que pasen extraordinarias fiestas y que 2022 sea un año de consolidación de proyectos y de crecimiento en las diversas áreas de su vida.
Les invito a que escuchen mi participación en MVS Radio los días miércoles y a que me sigan en Twitter, como @E_Echeguren.
