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jueves, abril 25, 2024

Animalidad humana

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En su libro The Human Animal in Western Art and Science sir Martin busca arrojar luces sobre el significado de pensar en los humanos como animales y viceversa. Recorre el arte renacentista, juega hockey y fútbol, explora la fotografía a través de la resonancia magnética. De hecho, una de las ilustraciones que forma parte de este libro es una resonancia magnética de su propio cerebro, la teoría del caos en un mundo que implora orden. Una mirada peculiar al hí-brido de ciencia y artes visuales nos permite reconstruir el tortuoso camino de las pseudociencias. Así, vemos desfilar la craneoscopia, que pretendía deducir el carácter de golpes en la cabeza, y la más ambiciosa “antropología criminal” de Cesare Lombroso, la cual tenía una dimensión predictiva. Los criminales, en opinión de Lombroso, no eran simplemente personas que quebrantan la ley, sino retrocesos evolutivos, parientes cercanos de los simios y los roedores. Enuna palabra: animales. 

Kemp muestra la tensión entre todas las formas de pensamiento que definen a la humanidad como “aquello que no es animal” y las corrientes de pensamiento opuestas, sobre todo científicas, que destacan cuánto tenemos en común con las criaturas que no hablan nuestra lengua. Como ahora sabemos bien, estamos separados de los chimpancés por solo 0.6% de nuestro material genético: un pelo. Cuando gozábamos la corona de la creación, parecía cómodo atribuir cualidades animales favorables a nuestra propia especie: “Valiente como una leona”, “abnegado como un pelícano”, “astuta como una zorra, “puro como un armiño”. El magnífico retrato que Leonardo realiza de Cecilia Gallerani abrazando a un bello Mustela erminea, resulta ser un argumento contundente que esgrime sir Martin a favor de la cordura cimentada en el conocimiento científico, expresada a través del arte. 

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