Dos sucesos me tocó vivir la semana pasada. Los dos repletos de enseñanzas.
El primero se refiere a un municipio de los 217 que tiene el estado de Puebla. Tiene 284 km de extensión, 6289 habitantes, una unidad deportiva y mucho cariño de la gente hacia su presidenta Municipal, Aideé Mendoza. Cuando digo mucho, es mucho. Al caminar por 8 o 9 calles, no hubo un sólo habitante que no saludó o no fue saludado. Se siente pertenencia y orgullo de quiénes son, qué hacen y bienestar en el día a día.
Ya había sido invitado a la inauguración de la unidad deportiva. Nada pretenciosa, pero aprovechada al 100 por ciento para su fin; hacer deporte y por ende, unir a la población. Ayer fue la final y premiación del primer torneo local en las ramas femenil y varonil, el cual llevó el nombre de “Torneo Chelis”, lo cual agradezco.
Lo maravilloso de esto, primero fue percatarme de que las instalaciones están en perfecto estado y que alrededor de la cancha de fútbol 7, estaba la mitad de la población alentando a los equipos finalistas en los dos géneros: mujeres y hombres.
Con que poco se puede hacer mucho y con que poco se pueden poner bases para un mejor vivir.
El segundo suceso se refiere a la última fecha para definir a los invitados para el próximo mundial en Qatar. Todos sabemos la gran infraestructura que tiene este deporte en el país, los más de 100 millones de aficionados entre México y mexicanos que viven en USA y la adoración que se le tiene al equipo nacional. Los gritos de fuera Tata el pasado jueves en el estadio Azteca, sólo es un ejemplo de la poca química que se tiene entre el equipo y la afición; sólo es la falta de satisfacciones en algo que parecería trivial, un juego de fútbol pero que, en el fondo, esa cantidad de millones necesita en una población faltante de hechos satisfactorios. Sólo los que hacen el gran negocio de clasificar al equipo al mundial y 5 o 6 paleros hablando que hay mucho tiempo por delante para mejorar, están satisfechos: unos por el negocio y otros por seguir siendo serviles a los que hacen el negocio.
Dos sucesos con los mismos ingredientes: población, satisfacciones y deporte. En el primero, su presente y su futuro es halagador. En el segundo es triste y decepcionante.
Hoy tengo la fortuna de platicarles y ejemplificar q sucede en Santa Inés Ahuatempan, en un nivel local, pequeño, pero rico en atributos. Después del mundial, nadie hablará o nadie se dará cuenta, a nivel mundial, qué sucede en el fútbol mexicano, cómo se vive y cómo se vibra en millones de habitantes. El líder del negocio tendrá un logro personal, y el líder de la cancha no tiene fibras como para entender el fenómeno social que maneja.
Aideé Mendoza conoce a su gente y sabe que necesita. El Sr. Martino no conoce lo que es México y sólo sabe de fútbol, por lo tanto, no sabe de nada.
