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jueves, noviembre 21, 2024

9 pensamientos de un ser humano atrapado en el tráfico

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No siempre he sido un animal automovilístico, no siempre he cambiado la función natural de mis piernas por los pedales y las direccionales. Sucede que la modernidad nos tiene acorralados y la necesidad de llegar a los confines de la ciudad en el menor tiempo posible obliga a uno a gastarse la mitad de su sueldo en gasolina para alimentar a la bestia de cuatro ruedas y hacerse orgullosamente parte del problema.  

Sucede que a veces, en medio de la maraña de calles, con el sol atacando las sanas células de mi piel y ante la punitiva mirada de la luz roja, pienso, un poco más allá del tráfico. 

  1. Uno no puede más que aceptar la culpabilidad de salir solo en el carro. El mundo se está acabando y mi granito de arena avanza a 12 kilómetros por litro promedio quemando las entrañas de la tierra en sus 8 válvulas. 
  2. Si todo el mundo tuviera un auto, nadie iría nunca a ningún lado. Nos quedaríamos todos tocando el claxon en el atasco interminable. El día del Juicio Final llegaría a nosotros y cada uno tendría la oportunidad de elegir su estación de radio favorita. 
  3. Seguramente aquel que inventó el claxon nunca se imaginó que esta arma del demonio se convertiría en la terapéutica válvula de escape del automovilista promedio, la usamos todo el tiempo excepto antes de un choque. 
  4. Se puede sentir, por breves momentos, la hermandad que se forma con el vecino de carril en un atasco de tránsito. Esa hermandad desaparece cuando te das cuenta que el malparido está a punto de meterse en tu carril porque aparenta avanzar más rápido. 
  5. Las calles son tierra de nadie, unos contra otros y cada quien se salva a sí mismo. La direccional para pedir cambiar de carril a veces parece el anuncio de un ataque directo, al otro sólo le queda acelerar a fondo para evitar la acometida. 
  6. La música es la única salvación en el tránsito, si uno elige la música equivocada en la hora pico de medio día, corre el riesgo de quedarse dormido en una luz roja. 
  7. Fumar en el tráfico está pasando de moda. Aún recuerdo aquellos días cuando los conductores fumaban en sintonía con su mano descansando en la ventana y haciendo el movimiento de cabeza preciso para sacar el humo hacia fuera del auto. Fumar en el auto está muriendo gracias a los aires acondicionados. 
  8. Qué ganas dan de tomar el camión cuando se encuentra uno ante la inmensidad del tráfico, luego recuerda uno los asaltos y esas ganas desaparecen. 
  9. Las ciudades del pasado crecían al ritmo del parque automotriz. Si las ciudades del futuro no empiezan a sacar los autos de las calles, la desaparición de la humanidad parece así inevitable. 

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