“Quiero decirles al señor gobernador (Sergio Salomón) y al señor (Alejandro) Armenta que pongan sus cartas y que se elijan bien porque los 11 mil 500 habitantes que dieron su confianza hacia mí están muy enojados. Yo los he podido calmar, pero si no se resuelve esto como marca la ley, quiero decirles que si el tigre despierta yo no tengo nada que ver”. Esas palabras no fueron pronunciadas por un líder político que cuente con solvencia política o moral. Tampoco por un destacado luchador social. Ni por un hombre que haya construido un fuerte arraigo, siendo ejemplo para un municipio o la sociedad. Esa amenaza fue pronunciada el 21 de junio pasado por Juan Lira Maldonado, ampliamente conocido en los círculos criminales como El Moco, en una rabieta luego de que el Instituto Electoral del Estado de Puebla anulara las elecciones municipales en Chignahuapan. Juan Lira es un tipo que goza de una amplia fama en esa región de la Sierra Norte, pero no por su lucha política y social sino por sus presuntas actividades criminales. Hace unos días, por ejemplo, la Fiscalía General del Estado confirmó que hay varias carpetas de investigación abiertas en contra el sujeto, a quien se responsabiliza —entre otras lindezas— de actividades ligadas al huachicol y ser, supuestamente, el responsable de un ataque artero contra agentes ministeriales de la zona. “Esas investigaciones a las que yo me refería, no son una, son más de una y están en curso”, fueron las palabras del fiscal Gilberto Higuera Bernal a pregunta expresa de un reportero tras conocerse la decisión del Congreso del estado de designar a un Concejo Municipal en ese lugar para impedir el vacío de autoridad tras la decisión del Tribunal Electoral del Estado de Puebla de confirmar la anulación la elección. La Sala Regional del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación determinó echar abajo dicha nulidad y nuestro personaje, ni tardo ni perezoso, se presentó con su turba de malandrines para tomar el Palacio Municipal. La pelea para impedir que un presunto
delincuente, toda una fichita, asuma el control de un municipio clave en la Sierra Norte todavía no ha concluido e irá para largo. Por lo mientras, la dirigencia estatal de Morena anunció que recurrirán a la Sala Superior del TEPJF para impedir el arribo del Moco. La razón por la que Juan Lira entrara en un nivel de competitividad electoral se lo debe a la familia Rivera, los caciques de la región, cuyos integrantes están peleados a muerte y han estado sumido en escándalos de corrupción, excesos y negligencias al frente del Ayuntamiento de ese lugar. Los ciudadanos simplemente se cansaron de lidiar con
esta familia —que en el PRIAN se apoderaron de las candidaturas a presidente municipal y diputado local y los abanderados eran el papá Lorenzo Rivera Sosa y el hijito Lenchito Rivera, respectivamente—. Este fue un caldo de cultivo que derivó en que un impresentable lograra colarse. Lo que resulta reprobable es que el partido Fuerza por
México haya ido por el presunto delincuente para designarlo como candidato. ¿Así es como Fuerza por México y su dirigente Maiella Gómez Maldonado pretende cambiar la política?
La amenaza del Moco
