18.2 C
Puebla
lunes, octubre 21, 2024

La hipocresía se columpiaba sobre la tela de una araña

Más leídas

La gran revelación que hiciera la semana pasada Mario Alberto Mejía Martínez, en su Quinta columna, sobre la intentona de Eukid Castañón Herrera y Tony Gali Fayad de comprar los comités municipales para que la elección del próximo dirigente del PAN favorezca a Mónica Rodríguez Della Vecchia generó un sisma al interior del partido blanquiazul.

Porque, por un lado, está Eduardo Rivera Pérez y
su grupo El Yunque impulsando a Felipe Velázquez
Gutiérrez (con toda la estructura del blanquiazul:
personas y recursos económicos); por otro, está
Mónica Rodríguez, quien además cuenta con el beneplácito de su gran amiga Patricia Leal y la unión de dos morenovallistas que en otro tiempo no se
podían ni saludar por temas hasta de acusaciones personales entre ellos.

Y deja a otros actores sin esa estructura, al parecer más independientes en la puja por la dirección del albiazul: Mario Riestra Piña, Edmundo Tlatehui Percino y Rafael Micalco Méndez.

¿Qué buscan Gali y Castañón de un partido en quiebra?

Primero: fortalecer la alianza entre partidos rumbo al 2027, que quien salga como abanderado a la alcaldía poblana sea suyo por si ganan o por si pierden.

Segundo: repetir lo que inventó Moreno Valle
durante su gobierno, unir a todos los partidos de
oposición de tal manera que se pulvericen otras
opciones, sólo que esta vez lo harían con Morena.

Es imposible una alianza entre el PAN y Morena en
público, pero sí es posible en privado, en donde no
se vea, pero sí se sienta.

Tercero: el manejo de las prerrogativas, tanto
Tony Gali como Eukid Castañón, son expertos en el
tema económico. Saben muy bien cómo operan las
lavanderías, las tintorerías y las técnicas de planchado, por así decirlo.

Por ello, esa columna del director general de Hipócrita Lector cimbró las estructuras, porque, además, a las familias custodias no les conviene que los desplacen, ya que sería la segunda ocasión que los mandan a la banca, la primera, hay que recordar como contexto fue cuando a Juan Carlos Mondragón le crearon una ley a modo y se vio obligado a dejar la dirigencia estatal, junto con una investigación a fondo que hicieron en la Auditoría Superior del estado contra el manejo de los recursos que hiciera Eduardo Rivera y su camarilla en el municipio.

El retorno de los “cuates” de Rivera Pérez a la dirigencia estatal se dio cuando falleció Moreno Valle y cuando se alió a Mario Riestra para que llegara
al Comité municipal Jesús Zaldívar, desplazando a
su otrora aliado (hoy se odian) Eduardo Alcántara
Montiel. En los acuerdos, Rivera Pérez recuperó ese
partido con Augusta Valentina Díaz de Rivera y con
Marcos Castro, quien se apoderó hasta del equipo
se seguridad que contratan.

Lo único malo de lo que ocurre en el PAN o que
nadie quiere ver porque les importa un carajo es
que renunciaron a su papel de oposición: si se mantiene el grupo que gobierna ese instituto serán tersos con la 4T y los que andan repartiendo dinero se preparan para fortalecer a los guindas.

O sea, más de lo mismo, sólo con la salvedad que es un partido que apesta a putrefacción.

Notas relacionadas

Últimas noticias

spot_img