En varios países ya se está considerando la posibilidad de aplicar una cuarta dosis de la vacuna contra la Covid y esto ha generado muchas dudas: ¿es necesario aplicarnos un segundo refuerzo?, ¿cada cuánto tiempo tendremos que vacunarnos?, ¿será como la vacuna de la influenza?
De acuerdo con un reciente estudio de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) en Estados Unidos, la eficacia de las terceras dosis de las vacunas de ARNm de Pfizer y Moderna disminuye considerablemente después del cuarto mes de su aplicación. Este efecto era bien conocido tras la administración de dos dosis de estas vacunas, pero ha sido poco estudiado después de la tercera.
Es posible que, como en el caso de otras vacunas, la efectividad de las dosis de refuerzo disminuya con el paso del tiempo, aunque todavía no hay estudios concluyentes que respalden que una cuarta mejoraría sustancialmente la respuesta inmunitaria a mediano y largo plazo.
Por otro lado, investigadores del Centro Médico Sheba de Israel realizaron un estudio publicado en la revista científica Nature, en el que destacan que una cuarta dosis podría no ser necesaria.
Los científicos de Israel detallaron que con la tercera dosis se logra un techo de inmunidad, mientras que al aplicar una cuarta dosis la inmunidad no se incrementa, sino que sólo se recupera la que se va perdiendo con el paso del tiempo.
En este estudio los científicos explican que una cuarta dosis podría ser recomendable para personas con un mayor riesgo a contraer la enfermedad de manera grave, como los adultos mayores, las personas con enfermedades crónicas o aquellas que se encuentran en una situación vulnerable.
La conclusión fue que, aunque el segundo refuerzo aumentó ligeramente la protección, no es suficiente para justificar su uso en la población en general.
Es posible que en el futuro sea necesario vacunarse periódicamente, aunque todavía no sepamos cada cuánto tiempo. Es muy probable que adaptemos un modelo de vacunación anual, basado en la identificación global de variantes peligrosas y en el desarrollo rápido de vacunas contra ellas, como es el caso de la influenza.
Mientras tanto, es importante centrar la atención en administrar la primera y segunda dosis de la vacuna a las personas que no las han recibido, en lugar de seguir reforzando a las personas que ya han recibido las dos primeras vacunas. Además, es necesario esperar a que se realicen más estudios para concluir cuál será la mejor forma de mantenernos protegidos contra el virus.