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sábado, noviembre 23, 2024

El difícil panorama de Augusta

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La resolución de la Sala Regional del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación de confirmar la multa de 7.4 millones que el INE impuso al Comité Directivo Estatal del PAN en Puebla por diversas irregularidades en la utilización de recursos durante la pasada campaña electoral, generó una nueva descarga eléctrica al interior del grupo de Eduardo Rivera Pérez debido a que, si la Sala Superior deja firme el resolutivo, la nueva dirigencia estatal no solo llegará en medio de una de las peores crisis políticas en la historia del panismo poblano sino que, además, tendrá que sortear el desfalco financiero. Esto, por lo mientras, se traducirá en la incapacidad de los riveristas de utilizar al partido como el último refugio para sus huestes y comprar voluntades. ¿Con qué certeza ofrecerán plazas si las arcas del partido están vacías tras la reducción de las prerrogativas y, además, tienen que pagar la multa? El Ayuntamiento de Puebla tampoco ha servido de mucho para los sueños de opio de Adán Domínguez Sánchez, a quien Eduardo Rivera pretende imponer en la dirigencia. El edil suplente ha generado más encono que unidad, un hecho que debería significar su salida de la carrera. Hasta hace una semana, Rivera Pérez daba por hecho que todo estaba a pedir de boca para hacer lo que quisiera con el PAN en Puebla, a raíz de su incorporación a la planilla de Jorge Romero Herrera para la dirigencia nacional, pero los escenarios se han complicado de tal manera que cada vez crece la percepción de que la moneda está en el aire. En este contexto no descarte que los riveristas tomen a Augusta Valentina Díaz de Rivera Hernández como el chivo expiatorio y la responsabilicen de todos los males del partido. La dirigente estatal, de hecho, estaba dedicada al 100 por ciento en recomponer su relación de Rivera Pérez, luego de que éste la vetó de ocupar una candidatura por la vía plurinominal al Congreso del estado y, en su lugar, impuso a su antigua secretaria Celia Bonaga Ruiz. Para ganarse el nuevamente el favor del exedil, la presidenta estatal prácticamente rebajó su investidura en convertirse en su principal porrista, al placearlo por todo el estado a costa de la estructura y recursos del partido El desastre que dejará Augusta Valentina es oro molido para el actual coordinador del PAN en el Congreso del estado, Marcos Castro Martínez, quien aprovechará esa situación para cobrar viejas cuentas con su odiada adversaria. Si el legislador sabe aprovechar la coyuntura, se convertirá en el principal activo de Eduardo Rivera debido a que es el único que actualmente tiene el control de la estructura partidista, a la que tendrá que movilizar para la elección de la dirigencia nacional y así rendir buenas cuentas ante Jorge Romero y el dirigente saliente, Marko Cortés Mendoza. Si este método de elección se llegara a replicar en la entidad, tenga por seguro que el principal adversario de Adán Domínguez será justo Marcos Castro. En medio de todo este desajuste al interior del equipo de Eduardo Rivera, en la casa de enfrente han logrado dejar de lado los egos y se forjó una alianza entre el alcalde de San Andrés Cholula, Edmundo Tlatehui Percino, la familia Rodríguez Regordosa —que controla la UPAEP— y el diputado local Rafael Micalco Méndez. Si todo logra acomodarse, Mario Riestra Piña se sumaría a este bloque, pero hasta el momento el exdiputado federal se mantiene firme en sus aspiraciones personales. Como podrá entender, en todo este escenario, la única perdedora real sería Augusta Valentina. El resto seguirá en la disputa de los despojos que quedaron tras el 2 de junio.

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