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jueves, septiembre 19, 2024

Las personas transgénero y las competencias deportivas

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Las complejidades de la ciencia biológica para lograr una competencia justa, sin violar Derechos Humanos.

Es evidente que un grupo social que ha sido permanentemente discriminado, marginado, desdeñado, criticado e inclusive violentado ha sido la comunidad LGTBIQ+ que tiene los mismos derechos como cualquier otra persona. De tal suerte que la violación a sus derechos humanos, violenta la Declaración Universal de Derechos Humanos.

Los derechos que tiene la comunidad LGTBIQ+ les ha permitido participar, sobre todo a las personas trans e intersexuales, en las competiciones deportivas en la categoría femenina. Sin embargo, esta situación ha levantado una gran polémica acerca de la participación de personas transgénero en las competiciones deportivas de mujeres, al considerar que por la situación biológica que presentan cuentan con condiciones naturales favorables que les dan ventajas sobre las mujeres nacidas mujeres.

El COI ha realizado varias modificaciones a sus criterios de elegibilidad que les permitió durante 2015 establecer entre sus directrices el respeto a la autodeterminación personal, por lo que ya no se exigía el reconocimiento legal del sexo, sino solamente bastaba una declaración personal. También se consideró eliminar la obligación de sometimiento a una cirugía de reasignación de sexo; aunque sí se mantuvo el sometimiento a una terapia hormonal. Asimismo, ya no se hizo alusión a períodos de tratamiento, pero sí se estableció un parámetro máximo de testosterona en sangre: menos de 10 nanomoles/litro (nmol/L).

Bajo este panorama, nos encontramos con tres casos de intersexualidad, es decir, mujeres que nacen siendo mujeres, que no son transexuales, pero que por dicha condición de nacimiento (hay que considerar que el 1.7 por ciento de las mujeres en el mundo nacen con esa condición de intersexual) desarrollan altos niveles de testosterona y tienen cromosomas XY. Esto les permite contar con una mayor ventaja, pues tienen un mayor desarrollo muscular y esto hace que sus niveles de fuerza sean mayores.

Tres casos de deportistas intersexuales han resaltado en la escena mundial. El primero fue el de la deportista sudafricana Caster Semenya que dominó la competencia en atletismo de los 800 metros (siendo dos veces campeona olímpica en Londres 2012 y Río 2016). Dicha deportista fue presionada por la Federación Internacional de Atletismo (World Athletics) para que si deseaba seguir compitiendo en la categoría femenil tendría que medicarse para reducir sus niveles de testosterona. La deportista sudafricana recurrió a todos los tribunales posibles, pues se ha negado a someterse a un tratamiento hormonal o, en su caso, a una operación. Sin embargo, ha perdido todos los recursos interpuestos, incluso en el Tribunal Arbitral del Deporte (TAS). Aunque sigue insistiendo en el Tribunal Europeo de los Derechos Humanos, no ha vuelto a competir.

Los otros dos casos son los de las boxeadoras participantes en los JO París 2024, la argelina Imane Khelif y la taiwanesa Lin Yu-ting. Ambas fueron retiradas por la Asociación Internacional de Boxeo durante los Campeonatos del Mundo femeninos que se desarrollaron en la India en el 2023, pues no “cumplían con los criterios de elegibilidad”, ya que presentaban “altos niveles de testosterona”, como es natural en su condición de personas intersexuales. Sin embargo, el COI sí les permitió participar en los JO 2024 al considerar que cumplían con los “criterios de elegibilidad” al ser mujeres, no ser transexuales, pero tienen una alteración metabólica de nacimiento; sin embargo, esta autorización provoca un riesgo enorme en las competidoras mujeres, pues son sometidas a una pelea de box, totalmente desigual.

El tema sin duda seguirá siendo polémico, la ciencia de la biología tiene encrucijadas que resolver, el derecho tiene ante sí áreas de oportunidad relacionadas a la bioética y al reconocimiento de derechos, al derecho deportivo y su reglamentación, la sociedad por lo pronto deberá seguir asimilando los cambios de nuestra era.

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