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domingo, noviembre 24, 2024

Por amor a Puebla

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El estado de Puebla, conocido por su rica historia, vibrante cultura y economía diversa, enfrenta una serie de desafíos y oportunidades con el inicio del nuevo gobierno de Alejandro Armenta. Con integridad y conocimiento, con datos duros y seriedad, Armenta puede ser el primer gobernador del siglo XXI. Se requiere un enfoque específico y detallado, considerando las potencialidades y vocaciones del estado, así como la experiencia de Armenta como administrador público, el primero formado como tal en llegar a gobernador, incluso con un doctorado.

Uno de los mayores retos es el fortalecimiento de la economía local. La economía de Puebla, aunque diversa, necesita diversificación y modernización para afrontar los retos del siglo XXI. Es esencial fomentar políticas que incentiven la innovación tecnológica y la atracción de inversiones extranjeras, particularmente en el sector automovilístico. Puebla alberga un importante clúster automotriz, que debe ser impulsado mediante la inversión europea, promoviendo la adopción de tecnologías limpias y sostenibles. Además, es crucial apoyar a las pequeñas y medianas empresas, así como potenciar las vocaciones agrícolas del estado, mejorando las infraestructuras rurales y ofreciendo apoyo técnico a los productores locales. La investigación sobre litio y las iniciativas de ley que como senador Armenta propició son un referente que nos hace tener grandes esperanzas. Armenta ha mencionado que trabajará de la mano de Claudia Sheinbaum, por lo que la ciencia y la innovación tendrán que ser eje central de su gobierno. Puebla comparte con Massachusetts el ser ya un clúster universitario —público y privado— de primer nivel. No hay otro lugar en México con tal potencial. Falta diálogo y relación horizontal con las máximas casas de estudio.

Es por ello por lo que, en el ámbito educativo, el desarrollo económico sostenible está estrechamente ligado a la calidad de la educación y la capacitación de la fuerza laboral. Es necesario mejorar la calidad educativa en todos los niveles. La formación debe estar alineada con las demandas del mercado laboral, poniendo un énfasis especial en la innovación, la inteligencia artificial y la ciencia. Armenta deberá implementar políticas educativas que fomenten la investigación y el desarrollo tecnológico, así como la educación técnica y vocacional, para preparar a los estudiantes para los empleos del futuro. Pero Puebla no debe “maquilar” tecnología, sino ser puntero en innovación. El gobernador electo lo sabe. La dispersión poblacional del estado hace complejas las cosas. 217 municipios —solo nos gana Oaxaca—, pero más de seis mil comunidades, alejadas muchas veces entre sí y a las cabeceras donde se ofrecen los servicios. Eminentemente urbana y largamente rural, si se me permite el oxímoron.

La seguridad es otra preocupación central para los poblanos. Aunque ha habido avances, es necesario implementar estrategias integrales que combinen la prevención del delito, el fortalecimiento de las instituciones de seguridad y justicia, y la promoción de una cultura de legalidad. Armenta deberá trabajar en estrecha colaboración con el gobierno federal y los municipios para coordinar acciones que garanticen la paz y la seguridad en el estado, asegurando que las instituciones sean robustas y confiables. Hace unos días, hablando con amigos juristas coincidimos que el énfasis en el juez de instrucción y en la justicia inicial (del ministerio público a la resolución del fuero común) son más importantes que ninguna reforma judicial. Puebla fue pionera en juicios orales. Le toca ahora ser pionera en una nueva forma de impartición de justicia que nos haga a todos sentir seguros.

La infraestructura es clave para el desarrollo económico y social. Puebla necesita mejorar su red de transporte público, carreteras y servicios básicos. La inversión en infraestructura no solo facilitará el comercio y la movilidad, sino que también generará empleo y mejorará la calidad de vida de los ciudadanos. Armenta debe priorizar proyectos que conecten mejor las zonas rurales con las urbanas y que promuevan un desarrollo equilibrado. Esto incluye la modernización de las vías de comunicación y la expansión de los servicios básicos en áreas menos desarrolladas. Un tren interurbano es esencial, pero quizá un tren bala (tipo AVE) con la Ciudad de México, aunque suene ambicioso, sería un proyecto de trascendencia mayúscula, con consecuencias en el largo plazo solo comparables a cuando con Aarón Merino Fernández se hizo la carretera México-Puebla y se trajo a Volkswagen.

En cuanto al sector terciario, el primordial de nuestro estado, Puebla tiene un patrimonio cultural y arquitectónico excepcional que debe ser aprovechado. El turismo cultural es una de sus principales vocaciones y potencialidades. Sin embargo, es necesario desarrollar estrategias que diversifiquen y fortalezcan la oferta turística, preservando al mismo tiempo el patrimonio cultural.

El nuevo gobierno debe trabajar en la promoción de Puebla como destino turístico, mejorar las infraestructuras turísticas y apoyar a las comunidades locales en la gestión de sus recursos culturales. Además, el fortalecimiento de las culturas y lenguas indígenas es fundamental para la identidad y el desarrollo cultural del estado, y debe ser una prioridad para el gobierno entrante. Pero el sector terciario implica todos los otros servicios.

La imaginación debería ser el límite. Por ejemplo, desarrollo de software, callcenters, microchips y microprocesadores. Comercio, corredor de Puebla hasta Centro América (rehabilitación económica del plan Puebla-Panamá, ahora con sentido social, no neoliberal).

Alejandro Armenta tiene una sólida trayectoria como administrador público, habiendo ocupado cargos de gobierno, de gabinete y de elección popular. Esta experiencia le proporciona una perspectiva integral de las necesidades y desafíos del estado, únicas si pensamos en los perfiles de sus antecesores, muchos dispuestos a la vendetta y el rencor. Armenta ya fue y vino, pese a su juventud tiene gran madurez política. Su conocimiento del estado y sus problemáticas lo posicionan como un líder, a nuestro juicio, capaz de guiar a Puebla hacia un futuro de desarrollo y prosperidad social compartida. Una Puebla más equitativa, sin élites discriminadoras que se sientan dueñas del estado y pidan al gobernador prebendas que no se justifican ni se han ganado. El apoyo masivo en las urnas —es el gobernador con mayor número de votos en la historia—, respaldan ese mandato estatal, como ha sido a nivel nacional.

Alejandro Armenta enfrenta una serie de retos significativos que requerirán de liderazgo, visión y colaboración. No es ni un improvisado, ni un advenedizo. Ha construido su capital político durante décadas y es querido y apreciado. Los hechos deberán refrendar ese bono democrático inédito. Desde el fortalecimiento de la economía local hasta la mejora de la seguridad, la educación y la infraestructura, las decisiones y políticas que implemente serán cruciales para el futuro de Puebla. Con su experiencia y conocimiento, Armenta tiene la oportunidad de marcar una diferencia significativa en el desarrollo del estado y en la vida de sus ciudadanos, asegurando un desarrollo sostenible y equilibrado para todos, especialmente para los más pobres y desfavorecidos.

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