Hace algún tiempo, en este y otros espacios, le dimos a conocer que al interior del PAN la verdadera lucha por el poder no se encontraba en la elección presidencial, la cual daban por perdida incluso antes de que se eligiera al candidato presidencial, sino en la renovación del Comité Ejecutivo Nacional a realizarse a finales de septiembre o principios de octubre.
Tras la debacle del 2 de junio, el gran perdedor fue Marko Cortés Mendoza y su grupo político -en el que se encuentran Santiago Taboada y Jorge Romero Hernández– ya que no solo no pudo colocar a Santiago Creel Miranda en la candidatura presidencial, sino que el convenio de coalición que firmó resultó ser totalmente beneficioso para el PRI que, si se hace una revisión de las candidaturas que obtuvo, tendría las suficientes fichas en el Senado y San Lázaro como para negociar por su propia cuenta ante la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo.
El 21 de agosto de 2023, en este espacio, le dimos a conocer lo siguiente justo cuando Santiago Creel declinó a favor de Xóchitl Gálvez Ruiz:
“En su soberbia (Marko Cortés), olvidó que lo más importante en Acción Nacional no era la carrera presidencial sino la renovación del Comité Ejecutivo Nacional; pensó que los acuerdos con el PRI eran suficientes para que nada cambiara. En todo se equivocó. Los gobernadores del PAN, al ser relegados tras advertir que no habría espacio para ellos ni siquiera en las plurinominales, decidieron cobijar a Xóchitl Gálvez y descomponer, de una vez por todas, el escenario de la oposición.
“El resultado de las firmas de respaldo para los aspirantes presidenciales del Frente (Amplio por México) sacó a la luz la realidad: Mientras la hidalguense sumó la mayor cantidad de respaldos vía ciudadanos sin partido, Creel Miranda logró que siete de cada 10 rúbricas surgieran del aparato oficial. La división interna del PAN se convirtió en la nueva realidad.
“Otro clavo al ataúd lo colocó la Organización Nacional del Yunque. A través de una misiva pública -signada, entre otros, por Francisco Ramírez Acuña-, los miembros de la cofradía le pidieron su ‘generosidad política’ y le dejara el camino libre a la hidalguense. Traducción: Lo impulsaron y después lo dejaron morir solo. La traición hecha realidad.
“La caída del diputado federal también representó la derrota de Marko Cortés, quien de un plumazo vio reducida su influencia en su propio partido. Desde afuera, sus adversarios le impusieron a la candidata del Frente y le cortaron cualquier posibilidad de que uno de los suyos se quede en la dirigencia nacional”.
Hasta aquí la larga cita.
Después del 2 de junio, el pronóstico fue demoledor, ya que la opinocracia -esa que es operada por un grupito de intelectuales vividores del erario y el Señor X, alias Claudio X. González– no cargó contra Xóchitl Gálvez como responsable de la masacre electoral sino contra los dirigentes nacionales del PAN y PRI.
La opinacracia, sobre todo, enfocó sus baterías hacia Marko Cortés y su agandalle de las candidaturas plurinominales en las que, como lo leyó líneas arriba, fueron excluidos los gobernadores del PAN. En el reparto de esos espacios, el panista quedó mal con todos.
Ahora, los primeros interesados en cobrar todas las facturas posibles son precisamente los gobernadores relegados, quienes -parafraseando al Colosio- tienen hambre y sed de justicia.
En este juego, la Organización Nacional del Yunque también afila las garras para intentar recuperar sus fueros. En esta elección no les fue nada mal en cuanto a la repartición de candidaturas, pero no todo fue un paseo por el jardín, ya que en varios estados se les cerró la puerta a los integrantes de la cofradía y prácticamente les dieron una patada en el trasero.
Ahora se sabe, por ejemplo, que Marco Antonio Adame Castillo, jefe político nacional de la secta, fue enviado a Puebla como coordinador de la campaña de Eduardo Rivera Pérez porque era la única forma en que Marko Cortés podía deshacerse del exgobernador, mientras en Morelos operaba la defenestración de su esposa y entregar la candidatura a gobernador a una exmorenista.
Con el bloque de gobernadores enojados, sectores intermedios del panismo decepcionados y los aliados de la sociedad civil -padroteados por el Señor X- en medio del análisis si crean un nuevo partido o conforman un movimiento independiente, el Yunque pretende meterse como cuña para sacar raja.
Que Marko Cortés y su grupo debe dejar el CEN del PAN es una opinión unánime, pero es justo en esa lógica en que los yunquistas quieren regresar y construir todas las alianzas posibles. Ya se dieron cuenta que las caras más visibles de la cofradía son unos impresentables, por lo que no tendrían ninguna objeción de impulsar a otra persona, siempre y cuando les garantizara que compartirá el poder.
Bajo esa lógica, en Puebla, Eduardo Rivera Pérez pretende tomar por asalto el Comité Directivo Estatal del PAN. El Yunque está en movimiento. Pero esa es otra historia que le platicaremos muy pronto.