La idea de poner parquímetros en la ciudad de Puebla y sustituirlos por los franeleros, sí podría funcionar para bajar la delincuencia, evitar estacionarse en doble fila y disminuir (un poco, no se emocionen) hasta el narcomenudeo, pues hay quien asegura que algunos personajes que apartan los lugares en la vía pública, también venden drogas.
Aquí más vale quitarse ese viejo discurso maniqueísta, propio del nacionalismo ramplón, de confrontar nuevamente “ricos contra pobres” que termina siempre con una imagen Pedro Infante en la película Un rincón cerca del cielo o Nosotros los pobres.
Una aclaración: quien esto escribe está consiente que, al redactar este artículo, será blanco de críticas, mentadas de madre y hasta trompetillas, pero pues ni hablar, como bien dice un gran amigo: “la opinión es como el ombligo y el culo: todos tenemos una”.
Resulta que, desde hace más de 20 años, es imposible estacionarse en el centro de la ciudad, la Avenida Juárez, Paseo Bravo, El Carmen, Huexotitla y un montón de colonias. En casi todas estas demarcaciones la vía pública es usufructuada por los franeleros y colocan cubetas, garrafones o piedras para apartar los lugares. Si uno se niega a pagarles, corre el riesgo de un rayón al coche, de que le bajen las llantas o hasta que le den un cristalazo. La otra opción es el estacionamiento que cobra 20 pesos la hora.
No todos los franeleros son así, es cierto, algunos hasta se vuelven buenos amigos, pero es cierto que las calles se han convertido en territorio sin ley. Cualquiera que quiera y por sus pistolas puede apartar un lugar para estacionarse.
También los dueños de comercios apartan un espacio fuera de su negocio. ¿Por qué? Por sus purititos gustos. Porque quieren y porque pueden, faltaba más. Y es que ellos alegan que la vía es pública, excepto los negocios que están afuera de sus tiendas.
Y no sólo eso, también algunos comerciantes llegan a bajar las llantas del carro que se pone afuera de su changarro, sin que el coche bloquee la entrada de un garage. Total, que si no son los franeleros son empresarios gandallas que sienten que la calle es suya. Y uno se ve obligado a soltarle una lana al primero y a veces hasta pelearse con el segundo.
Este tema lleva años.
Resulta que la empresa que Eduardo Rivera quiere contratar, ya ha aligerado los problemas de estacionamiento en varios municipios del país.
¿Cómo funciona Parquimóvil?
Además de que se descarga una aplicación en el celular y se puede llevar el control en la propia app, en cada una de las calles que está el sistema de estacionamiento hay policías haciendo rondines porque deberán revisar que los autos se hallan registrado con la aplicación. La presencia de los uniformados que deben estar checando cada una de las calles, evita que haya robo de vehículos, autopartes y cristalazos.
Si en esa cuadra existe algún destrozo o desmán, lo que ocurre es que se puede ubicar al policía encargado y hacer una investigación. Obviamente no quiere decir que con este sistema ya estaremos libres de todo tipo de delincuencia, claro que no, pero al menos podría ayudar a disminuir.
En San Pedro Cholula tiene años funcionando ese servicio y muchos de los críticos de los parquímetros han usado el sistema que hay ahí, ya que por temas de trabajo o de descanso, a Cholula hay que ir varias veces en un año.
El cobro del Parquimóvil es registrado en un sistema computarizado en el que se puede demostrar cuánto entra y cuánto se utiliza. Así los propios gobiernos se evitan que sean acusados de ocultar información y que están pellizcándole al presupuesto, ya que como es a través de una app es más fácil fiscalizar los recursos. Si fuera de monedas el parquímetro, entonces sí se podría prestar más a un señalamiento de corrupción.
Obviamente, es más fácil irse con el discurso en contra de los parquímetros “porque el gobierno siempre nos quiere cobrar”.
En fin, cada uno que se quede con su ombligo, su culo y su opinión.