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domingo, noviembre 9, 2025

La poblana que conversó con el presidente Macron

La poblana que conversó con el presidente Macron

A unos centímetros del presidente Emmanuel Macron, exactamente enfrente, en una mesa para veintiún personas, estaba una chica nacida en Huauchinango que tuvo que reinventarse para encabezar un movimiento que le está dando la vuelta al mundo: Olimpia Coral Melo Cruz.

La luna se metía de lleno en el patio del antiguo y hermoso Colegio de San Ildefonso, en el Centro Histórico de la Ciudad de México, y el presidente de la República Francesa iniciaba una cena con veinte personalidades mexicanas —activistas, académicos e intelectuales.

Entre otras: el actor Gael García Bernal y la diputada Olga Sánchez Cordero.

La cena fue preparada por mujeres indígenas, aunque se bebió vino blanco francés.

Olimpia fue presentada con el presidente Macron por Delphine Borione, embajadora de Francia en México.

Olimpia le extendió la mano izquierda, y Macron hizo lo mismo.

Y mientras conversaban, el presidente no dejó de mirarla a los ojos.

Más tarde, una vez ubicada frente a él, conversaron, cruzaron ideas, le habló sobre los orígenes de la Ley Olimpia y, faltaba menos, chocaron sus copas.

Fue una noche redonda, como la luna que caía sobre lo que en alguna época perdida del tiempo fue la sede de la Escuela Nacional Preparatoria, donde los muy jóvenes Octavio Paz y Efraín Huerta leían en voz alta versos de poetas franceses como Baudelaire, Rimbaud y Verlaine.

Hace unos días, la presidenta Claudia Sheinbaum sacó a colación la Ley Olimpia en el contexto del acoso sufrido en pleno Centro Histórico, cuando ella recibía los saludos espontáneos de hombres y mujeres sorprendidos de tenerla tan cerca.

No es la primera vez que la doctora Sheinbaum hace referencia a dicha ley.

En el pasado reciente, Olimpia y la entonces Jefa de Gobierno de la Ciudad de México conversaron largamente, una vez que ella fue impulsora de que ese movimiento se tradujera en una legislación que ayudara a las mujeres que son víctimas de violencia digital.

Macron sabía perfectamente a quién tenía enfrente.

No fue gratuito que la sentaran en ese lugar.

Fue una noche redonda, sí, e inolvidable para quien alguna vez intentó quitarse la vida ante la dureza e hipocresía de una sociedad que la crucificó en su natal Huauchinango.

Hoy las cosas han cambiado, y Olimpia recorre Estados Unidos y América Latina consolidando la ley que lleva su nombre.

Por cierto: en un momento de la charla con el presidente francés, hizo alusión a un cuadro que cuelga en uno de los muros del Museo de Louvre: Olympia, de Manet.

Fue un guiño a una gloria francesa y al museo profanado por varios ladrones hace algunas semanas.

Un guiño, como esa luna cayendo de lleno en el patio del antiguo y hermoso Colegio de san Ildefonso.

 

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