El exjugador de la NFL, Antonio Brown, una de las figuras más talentosas y polémicas del fútbol americano reciente, fue extraditado desde Oriente Medio a Estados Unidos y se encuentra bajo custodia policial en el condado de Miami-Dade, donde enfrentará cargos por intento de homicidio.
De acuerdo con documentos judiciales, Brown, de 37 años, está acusado de haber agredido gravemente a Zul-Qarnain Kwame Nantambu durante un altercado ocurrido a principios de 2025 en Florida. Las autoridades sostienen que el exreceptor actuó con “intención deliberada de causar la muerte”, aunque la víctima sobrevivió tras recibir atención médica de emergencia.
Fuentes del Departamento de Justicia estadounidense informaron que Brown fue detenido hace tres semanas en Dubái, donde se encontraba por motivos personales y de negocios. La Interpol emitió una alerta roja en su contra tras no presentarse a una audiencia en Miami a mediados de julio.
Después de una breve disputa legal en Emiratos Árabes Unidos, las autoridades locales aprobaron su extradición a EE. UU., donde llegó bajo custodia de agentes federales el pasado jueves. Al arribar al aeropuerto internacional de Miami, fue trasladado directamente al Centro Correccional Turner Guilford Knight, donde permanecerá mientras se define su situación jurídica.
Considerado en su momento como uno de los mejores receptores de la NFL, Antonio Brown ha visto su carrera eclipsada por una larga cadena de problemas legales y conductas erráticas. Desde 2019, ha enfrentado acusaciones por agresiones físicas, violencia doméstica, fraude, incumplimiento de contratos y altercados públicos que lo han alejado definitivamente de los emparrillados.
Tras su breve y turbulento paso por los Tampa Bay Buccaneers en 2021 —donde fue campeón del Super Bowl junto a Tom Brady—, Brown se retiró formalmente de la liga, aunque continuó generando controversia en redes sociales y en su faceta de empresario musical y deportivo.
El fiscal estatal de Miami-Dade confirmó que Brown enfrentará un cargo de intento de homicidio en primer grado, además de posibles acusaciones adicionales por posesión ilegal de armas y obstrucción a la justicia. De ser declarado culpable, podría enfrentar una condena de hasta cadena perpetua.
Por ahora, el exjugador se declaró “no culpable” durante su primera comparecencia y su defensa solicitó libertad bajo fianza, petición que fue denegada ante el riesgo de fuga internacional.

