Andaba la Huesuda muy campante y coqueta,
Buscando en la web con una gran maleta.
Llegó hasta Hipócrita Lector, con su punzante fama,
“¡Aquí hay mucha verdad!” dijo la flaca dama.
Vio a don Mario Alberto Mejía, con su pluma de acero,
Dándole a la noticia un golpe certero.
La Muerte, muy curiosa, se asomó a su pantalla:
“¡Cuánta crítica aguda, vaya batalla!”
Quiso llevarse al diario, con su tinta digital,
Para leer en el panteón, pues le parecía algo genial.
Pero el director, listo, dijo con gran humor:
“¡Solo me iré con mi laptop, si hay buen ancho de lector!”
La Parca, con un guiño, le dejó un gran recado:
“Sigue con tus verdades, del lado más complicado.
Por ahora te perdono, con tu estilo tan agudo,
¡Para que sigas leyendo… Ahora en el otro mundo!”
Y así se fue la Calaca, con su risa escalofriante,
Dejando a Hipócrita Lector crítico y vibrante.
Don Mario, muy tranquilo, siguió en su redacción,
Sabiendo que la Muerte es solo otra opinión.

