Hay demasiado ruido en el ambiente.
El ‘relanzamiento’ de un partido de derechas que anuncia que ahora será de ultraderecha.
(Cerca, muy cerca, de Milei, de Bolsonaro, de VOX (en España), de Giorgia Meloni (presidenta del Consejo de Ministros de Italia), de Bukele…).
Un empresario multimillonario que no quiere pagar los impuestos que debe, y que se prepara para entrar en la concha (como vil ostión) de ese partido de derechas que será ahora parte de la ultraderecha mundial.
Un dirigente del PRI (o lo que queda del PRI) que tendría que estar en prisión desde hace tiempo, pero que negocia como tiburón en aguas heladas.
(Fue gobernador de un estado que dejó en crisis, y es dueño de mansiones, y de vehículos y relojes de alta gama. Y grita desaforadamente, y sigue impune).
Un futbolista que fue gobernador (y también dejó su estado en la desgracia), y juega pádel en plena sesión vía zoom de la Cámara de Diputados.
(Y sigue impune no sólo en esos temas, sino también en el intento de violación en contra de su propia media hermana).
Un expresidente de Francia que ingresó a prisión, pero a una zona VIP (con todos los servicios de la clase Premier), por recibir dinero libio para una campaña electoral: dinero ilegal, pues.
Un presidente —Donald Trump— que presume que logró la paz en la Franja de Gaza, pero una paz de mentiras.
(Y es que la gente palestina sigue muriendo en cámara lenta —o en diferido— por los bombardeos —persistentes— del gobierno de Israel, quien acusa a Hamás de romper la tregua).
Hay ataques continuos a embarcaciones venezolanas —promovidos por Trump—, lo mismo en el Mar Caribe que en aguas del Pacífico.
Y hay un senador de la República (una mezcla tropicalizada de Pepe el Toro y de Mahatma Gandhi) que viaja con licencia (y bufanda palestina) al Oriente Medio, aunque allá creen ilusamente que arribará el presidente de la Mesa Directiva del Senado.
Hay ruido, ufff, mucho ruido en el ambiente.
“Tú que llevas las orejas de fuera, fíjate a ver si no oyes ladrar los perros”, le dice el padre a su hijo (al que carga herido —en los hombros—) en un cuento de Juan Rulfo.
Gran idea para saber si ese ruido (que se escucha en el ambiente) busca llevarnos a alguna maldita parte en esta negra noche del alma.


