Ante la falta de resultados y el declive en la simpatía ciudadana, el panismo poblano pretende sembrar una falsa narrativa en la opinión pública a fin de hacer creer que la entidad atraviesa un grave problema de inseguridad, a tal grado que puede derivar en el atentado o agresiones hacia sus candidatos.
El primero que comenzó con la ideota fue el candidato a la gubernatura de Peor Rumbo, perdón, Mejor Rumbo para Puebla, Eduardo Rivera Pérez, quien manifestó su preocupación porque supuestamente había recibido comentarios de aspirantes que tenían miedo de alguna agresión, de ahí que llamaba, en su muy clásico estilo anodino, a las autoridades a fortalecer los mecanismos de seguridad.
Luego apareció Carolina Beauregard Martínez, candidata a diputada federal por el Distrito 12, quien dijo que en la junta auxiliar Ignacio Zaragoza y la colonia Clavijero había sido agredida por simpatizantes de Morena, por lo que solicitó a la Junta Local del INE protección para ella.
Y, por último, la dirigente estatal del PAN, Augusta Valentina Díaz de Rivera Hernández, de plano reveló el verdadero objetivo de la campaña de inseguridad. Palabras más, palabras menos, afirmó que comenzaron a redactar una lista de candidatos que han recibido amenazas en diferentes puntos de la entidad y pedirán al gobernador Sergio Salomón Céspedes Peregrina garantizar la seguridad en el proceso electoral.
Como usted entenderá, el objetivo real es propalar una falsa situación de inseguridad en Puebla a fin de que se le vincule a casos graves como los que ocurre en Michoacán o Guerrero. Hacer creer que las cosas están peor es una estrategia muy recurrente de desesperación y falta de propuestas.
Aunque a primera vista, esta narrativa es un disparate, todo tiene un fin mayor: Intentar sentar precedentes que lleven al PRIAN a la judicialización del proceso electoral.
Eduardo Rivera ya deslizó la posibilidad de que judicialicen las elecciones, mientras que el líder de los fachos de derecha, Claudio X. González, vino a Puebla a demandar al gobierno del estado a sacar las manos del proceso electoral, sin presentar ninguna prueba. Lo dijo desde su ronco pecho y seguramente lo sacó de las tarjetitas que le mandó su empleado en Puebla, el jefe político nacional del Yunque, Marco Adame. (Por cierto, el yunquista sufre del síndrome del Chupacabras: dicen que habita las tierras poblanas, pero nadie lo ha visto en acción).
Obviamente, las denuncias realizadas por el señor X y los panistas no tienen ninguna base. Por ejemplo, la única que a la fecha ha señalado los lugares donde ocurrieron las supuestas agresiones fue Carolina Beauregard, pero nunca presentó pruebas o evidencias que sustentaran su dicho.
Lo que es peor, los actos que denuncia ocurrieron en el municipio de Puebla, un lugar gobernado por Acción Nacional y cuya autoridad es la primera responsable de garantizar la seguridad que demanda.
Que un panista denuncie agresiones en un territorio azul revela dos cosas: que la autoridad que gobierna está integrada por buenos para nada, incapaces de cumplir con su obligación constitucional o que adrede están dejando pasar todo tipo de irregularidades para ir en sintonía con la estrategia electoral del partido.
Si tiene dudas del uso electoral que la diputada federal Beauregard está haciendo del tema, basta revisar su timeline de su cuenta de X para escuchar su intervención en tribuna de este martes, y que acompañó con este resumen: “El proceso electoral está comenzando y ya son 23 los candidatos asesinados de todos los partidos. Hoy en la @Mx_Diputados pedí un minuto de silencio por nuestro país y quienes pagaron con su vida el deseo de participar en nuestra democracia. Merecemos vivir en un #MxSinMiedo”.
En el caso de Eduardo Rivera, el abanderado nunca dio información precisa sobre sus denuncias y como dijeran los abogados, al no definir las circunstancias de tiempo, modo y lugar en que ocurrieron, todo queda en su dicho… y ya sabemos que el señor es muy mentirosillo (a pesar de haber ido al catecismo).
Respecto a Augusta Valentina, bueno, simplemente confirmó la perversidad del PRIAN de lucrar con temas tan sensibles como la seguridad pública y dirigió sus baterías, lo mismo que el señor X, hacia el gobernador Sergio Salomón.
En otras palabras: Quieren vender la idea de una intervención estatal o la inoperancia de la la misma que les permita sentar precedentes para una judicialización.
Eduardo Rivera, Augusta, el señor X y toda la runfla panista deben tener mucho cuidado porque la última vez que el candidato a la gubernatura abrió la boca para criticar el alza delictiva en la entidad, muchos sectores se encargaron de recordarle que dejó una ciudad sumida en la delincuencia, con mercados municipales secuestrados por el crimen organizado y una sospechosa protección hacia los vendedores de autopartes robadas en la 46 Poniente, al negarse a expropiarles el área donde operan, una situación que terminó por también beneficiar a la bandas criminales del mercado de La Cuchilla, calificado por el gobierno de Estados Unidos como el centro más grande de piratería del sureste mexicano.
Aguas, porque el mejor activo de Morena se llama Eduardo Rivera Pérez.