A las dos ligas en cuestión me han invitado. En la Kings un equipo de propietarios de Chile me estuvo hablando. Al final escogió a otro técnico: qué bueno. A la par hicieron otra liga mexicana, copia de la primera, llamada People League. En esta dije no gracias. En expansión son varios los equipos que me hablaron y en ninguno llegué a un arreglo. Cuando parecía que me arreglaba con un equipo del centro del país, al encargado de las pláticas lo mataron. El que tomó la estafeta, contrato a otro. Lo menciono porque estos hechos se dan en cualquier actividad.
El domingo pasado inició la Kings. La expansión va en la fecha 8, en su tercer torneo y que su actividad pasa sin pena ni gloria. Con 15 equipos y con 12 con subsidio de la FMF, están por estar, esperando el milagro que abran el ascenso, cosa por demás poco probable. Los que inventaron esa regla de no ascender ni descender estarían involucrados en perder su categoría y en este pago de favores, en el cual, yo te dejo y tú no molestes en mi concesión televisiva, se la van llevando.
La Kings se juega con siete (seis y el portero) y con un reglamento fuera de lo común a lo que es un partido de futbol. El objetivo es claro: llamar la atención de los jóvenes que por una plataforma en YouTube se conectan y en una jornada de cinco juegos, logran captar 160 mil personas conectadas al momento.
En Expansión, en una jornada de siete juegos por semana, a lo mucho los ven 40 mil personas. Estos últimos juegos pasan por canales restringidos que, por 3 millones por temporada, tienen cubierta en su programación, cuatro horas de juego. Se multiplicamos cuatro horas por 14 fechas más liguilla y finales, tendrán 64 horas de transmisión. La división te da a 47 mil pesos la hora, ese es el costo de las televisoras, que es obvio que la calidad del producto que transmiten no les interesa. Su objetivo y llenar horarios de transmisión.
En la Kings su negocio es vender las ocho horas a la semana a anunciantes que saben que mínimo estarán conectados 160 mil personas a la vez, con anuncios planeados para consumidores jóvenes. Un gran negocio para los organizadores, así como para las cadenas de televisión que pasan Expansión.
En las dos, los protagonistas, los jugadores y técnicos son los que no ganan. Solo obtienen un trabajo. En Kings quitando a Villa, Lugo, Verá, Oswaldo Martínez, Rafa Puente, Lavolpe y alguno que se me escape, la generalidad gana mil 500 por juego. No alimentos, no transporte, no hospedaje, vengas de donde sea. Tu trabajo, tu juego, provoca ganancias a los que invierten en los equipos, franquicias y en la plataforma. Espectáculo con el formato de reglas nuevas, si lo logran. Cuando el juego empieza a decaer en calidad, alguien saca una regla nueva que provoca que se reactive el show y entonces el espectador está atento.
En Expansión, con sueldos malos, pero con la ilusión de ser vistos por MX y recibir una oportunidad, es difícil ver un buen juego. Llevo cinco o seis años transmitiendo, primero la liga de ascenso, más competitiva que la expansión porque había un objetivo grande que era ascender y ahora de Expansión, que le quitaron el incentivo mayor, es difícil ver un buen partido.
Si a esto le sumas los horarios de transmisión, que muchas veces chocan con otras transmisiones con más relevancia, tu auditorio se resume a personas de la localidad que no fueron al estadio, a personas que nacieron en esa localidad, pero no viven en el estado o a personas que viven en Estados Unidos y que añoran su estado.
Desde la creación de la Kings en Europa, su evolución ha crecido mucho, con tan solo tres años. La ahora llamada Liga de Expansión es totalmente lo contrario: a muy pocos les interesa. No hay ideas nuevas, no hay alicientes, no hay unión entre los propietarios, no hay objetivos de formación, no crean afición y lo peor, no hay nadie que levante la voz, aun siendo miembros del organigrama de la FMF.
Visto la comparación a futuro: la Kings seguirá creciendo, la Expansión o se reinventa o desaparece.
Así son los tiempos modernos. Con todo lo malo de la Expansión, yo la prefiero, tiene más de las raíces del juego. La otra es un entretenimiento, con balón y jugadores, pero más inspirado en Big Brother que en el futbol.
