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viernes, noviembre 22, 2024

De cómo Nacho le regalará un escaño a Néstor

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Al menos al principio, Puebla estuvo considerada para la estrategia que se ha planteado Morena en 12 estados, para dividir selectivamente la alianza lopezobradorista con el PT y el PVEM y ganar así las tres senadurías que se disputan en las urnas -dos de mayoría relativa y una de primera minoría-, pero por la fragilidad aritmética en las mediciones del candidato de primera fórmula al Senado de la República, Moisés Ignacio Mier Velazco, fue finalmente sacada de esa posibilidad.

Ya que en nuestro estado no se podrá ir por esas tres senadurías, con el Partido Verde Ecologista de México (PVEM) con su propio candidato, ahora sí es seguro que, a menos que ocurra un milagro, llegará a la Cámara Alta el priísta Néstor Camarillo Medina, quien solamente ha sido alcalde de su natal Quecholac y diputado local.

El también presidente estatal del tricolor encabeza la primera fórmula de la alianza opositora e, incluso perdiendo, como ocurrirá, alcanzará un escaño, a pesar de que lo más probable es que su partido apenas consiga rasguñar ese mínimo de 3 por ciento de los votos, en general, para conservar el registro.

Son pocos, aunque existentes, los personajes que han llegado con tan mínimas credenciales a ocupar un escaño.

Hace un par de semanas, el presidente del Comité Ejecutivo Estatal (CEN) del Movimiento Regeneración Nacional (Morena), Mario Martín Delgado Carrillo, perfiló esta estrategia inédita, audaz y riesgosa, pero a la que puede darse el lujo el lopezobradorismo, por sus altos números en los estudios demoscópicos, en varios territorios del país.

Ese osado movimiento les permitiría a Morena y sus aliados, si todo le sale bien, conseguir sobradamente la mayoría calificada en el Senado e incluso, en condiciones de éxito total, llegar a superar los 90 senadores y senadores, como mayoría calificada compuesta, sumadas las bancadas de los tres partidos de la alianza Sigamos Haciendo Historia, un número extraordinario y nunca antes visto, desde que la Cámara Alta está integrada por 128 escaños.

En su conferencia del 14 de febrero, Mario Martín describió esa estrategia a grandes rasgos y anunció que se aplicaría en 12 estados, en donde las condiciones son óptimas y las posibilidades de triunfo en la elección legislativa senatorial son contundentes; mientras que en las otras 20, la coalición irá junta.

Se trata de una vía para el Plan C, con la que el lopezobradorismo pretende conseguir la mayoría calificada (dos terceras partes) de las dos cámaras del Congreso de la Unión, para que en el último mes de gobierno de Andrés Manuel se avale una avalancha de reformas constitucionales, que integrarán su legado para sellar la Cuarta Transformación (4T).
Puebla fue considerado para esa estrategia, pero luego de revisar números, los dirigentes partidistas prefirieron sacarla de esa jugada.

Aquí, la fuerza de Alejandro Armenta es contundente, pero hay candidatos a otras posiciones que resultan un lastre, más que un impulso. No son motores, son anclas.

La segunda fórmula al Senado de la alianza lopezobradorista, que encabeza Lizeth Sánchez García, también dirigente estatal del Partido del Trabajo (PT), quien ha trascendido que llevará como suplente a la ex priísta María Isabel Merlo Talavera, se presenta como una dupla femenina potente.

¿Entonces, dónde está el engrane que se barre? La única respuesta es que se trata de la postulación de Moisés Ignacio, quien apenas hace unos meses pretendía encabezar la candidatura al gobierno del estado, pero cuya realidad lo golpeó en la cara, al ser derrotado en seis distintas encuestas por Alejandro Armenta.

Lo que son las cosas, Moisés es de Tecamachalco; a este municipio, apenas un puente, sobre la autopista, lo separa de Quecholac, municipio del que es nativo Camarillo Medina.
Todo quedó entre paisanos.

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