Al principio de mi primer trabajo en un equipo de futbol, me encasillaron en ser un técnico motivador, olvidándose de lo mucho o poco que se dé sistemas de entrenamientos, táctica, análisis del rival, momentos del juego y todo lo que concierne al juego.
Poco a poco me fui haciendo a la idea de que lo mío era el convencimiento del jugador y el de poner la idea de juego que se adaptara con las cualidades del plantel. Para el desarrollo de esto, siempre me acompaño y me acompañé, de personas más capaces que yo en esos temas. En el 90 por ciento de esta integración, la lealtad hacia mi persona fue la base para cumplir los objetivos. El otro 10 por ciento, no me quejo y sí aprendí lo que no se debía de hacer o escoger; fui práctico.
Todo lo anterior que parecería una hipótesis personal, en mi andar en esta profesión, lo tengo comprobado al 100. Con muchos técnicos de renombre, he tenido la fortuna de platicar y una palabra de esquemas, sistemas, métodos ofensivos y defensivos, etc., no lo tocan y su plática está basada en el conocimiento, convencimiento y aceptación del jugador hacia el técnico. La explicación es fácil: ellos son jugadores profesionales, buenos, regulares y uno que otro malo. Estos han escuchado de muchos entrenadores explicaciones tácticas, pero pocos escucharon explicaciones humanas. Muchos escucharon sus defectos, pero pocos sus virtudes. Muchos escucharon en donde pararse en la cancha, pero pocos en donde pararse en la vida.
En eso basé y baso mi trabajo. Simplemente, es la TV me contratan no por lo que digo, me contratan por el cómo lo digo. Al final, al no ser el tema una ciencia exacta, nadie tiene la razón y entonces, empatizas con el espectador.
Hoy en día fui contratado en el equipo del senador Armenta, próximo candidato a la gobernatura de Puebla, para dotar de esas herramientas, en el símil, futbol-campaña electoral, a los 16 candidatos a diputados federales, a los 26 candidatos a diputados locales y a 217 candidatos a presidencias municipales.
La base es aprender a trabajar en equipo. En una elección y en un partido de futbol, nadie va por la libre por muchas cualidades que tenga. Todos, en cualquiera de los dos escenarios lo tienen que hacer en equipo con la importancia de servir, porque tienen que tener la sangre de ser servidores.
En los dos casos se tiene que tener claro el objetivo, la duración para cumplirlo, las expectativas, las amenazas, la estrategia y la filosofía, tomando muy en cuenta el trabajo diario, e insisto, la ayuda permanente del equipo.
En estos escritos semanales, a los cuales agradezco al Sr. Mejía y a Ignacio Del Ángel, me piden que escriba del futbol. Con esto quiero demostrar que este deporte, más allá de la pasión que desata en el mundo, sirve para otras cosas y situaciones más importantes: educa, fortalece el espíritu y te da las armas de trabajar en comunidad, en equipo.
La soberbia y el sentirte ganador, solo con tu presencia, serán los enemigos a vencer: ningún equipo gana con la camiseta.