Pepe Chedraui, si quiere ganar las elecciones constitucionales, tendrá que trabajar a la base de Morena. A ellos es a los que deberá convencer. No necesita apapachar a los del Verde ni al PT, porque ellos lo arroparán rápidamente, lo harán suyo y harán lo suyo.
Una vez que le digan a Chedraui que ganó en la encuesta, empezará una verdadera operación cicatriz. Y no hablamos necesariamente de Claudia Rivera o Alejandro Carbajal porque a ellos les tocará ser parte de la contienda, tendrán posiciones para ellos y sus allegados, hablamos de las bases morenistas que quedaron con las manos ensangrentadas por seguir a Rivera y Carbajal, por ejemplo.
Ellos, los militantes que salieron a marchar en enero pasado o que fueron a confrontar a la dirigente Olga Romero Garci-Crespo en sus oficinas a nivel estatal. Esos son los que en verdad deberá convencer.
Esta contienda interna por la alcaldía poblana fue más polémica y hubo más divisiones que en la estatal. Claro que hubo golpes bajos y raspones en la búsqueda de la gubernatura, pero fueron más las voces disidentes en este proceso interno.
La confrontación fue más de los seguidores que de los aspirantes y aquí fue muy frontal, que al final no sirvió de mucho, porque los que fueron a pelearse y a marchar quedaron marcados y señalados, por eso deberá existir un verdadero borrón y cuenta nueva.
Que nadie se sienta excluido.
Ahí veremos la habilidad de Chedraui de convencer a la militancia que tendrá que sumarse y llegar unida para los comicios de junio, porque para el caso de la capital poblana la única forma en la que derrotarían al candidato del PAN es que lleguen sin fisuras ni ganas de venganza.
Tendrá que ser un zurcido fino, pero a la vez rápido porque ya no hay mucho tiempo.
Las elecciones internas desgastan mucho, generan venganzas y odios entre las militancias. Surge, entonces, el fuego amigo que sale a relucir cuando menos lo esperan y cuando más daño provoca.
Por eso, es que el virtual candidato a la alcaldía de Puebla tendrá que ver con quien cuenta y verdaderamente sellar las rupturas que pudiese haber generado.
Existe otra manera de convencer a sus disidentes internos: hacer un trabajo extraordinario, subir en la encuesta lo antes posible y ahí, no por convicción, y sí por conveniencia los morenistas disidentes se irán a sumar con Chedraui.
Y no serían pocos.
Al contrario, ahí se transformarían en promotores del voto.
Es una ley de la vida que obliga a la gente a sumarse al que va ganando y abandonar a quien va perdiendo.
Ahí se verá de lo que está hecho el candidato, porque ya no dependerá de sus padrinos, ni de sus amigos, será un tema exclusivamente de su habilidad política.
Veremos cuántos aparecen con él, el día que la dirigencia de Morena le lea los resultados de la encuesta.