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jueves, noviembre 21, 2024

El derecho al pataleo

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El pataleo es un derecho humano que debería ser incluido en la parte dogmática de la Constitución. Eso sí, deberá no rebasar los 15 minutos que en tiempos de la administración pública deben ser algo así como de tres a siete días lo que dura el duelo. 

“Está en sus 15 minutos de pataleo”, dirán de ocho columnas en algún diario local o incluso se generará un boletín en el que se establezca que está en sus 15 minutos de pataleo y así ya nadie se desgasta, le llevará una taza de café, unas galletas. 

Algunos, los más allegados, destaparán una botella de Bacardí y unas coca colas y dirán en voz alta: “Alexa, pon una canción de desamor porque el mono este (político) se quedó sin hueso”. 

El reproductor Alexa responderá: “reproduciendo en Spotify Perro Negro con el Charro Avitia en la lista de reproducción “uno más que no cobra del erario”. 

Total, que el pataleo es un derecho humano y los activistas de sofá lo deben inscribir en “las-cosas-políticamente-correctas-con-las-que-quedo-bien-en-redes-sociales-y-gano-likes”. 

Todo esto viene a colación porque Néstor Camarillo —quien apagó la luz, bajó la cortina del PRI, colocó los candados correspondientes y puso el anuncio de “en venta”— está en sus 15 minutos de pataleo, pues una vez que se quedó como un triste dedo levantado en la cámara de diputados local salió a responsabilizar a Alejandro Armenta de la desbandada priista. 

Pobre Néstor da ternura.  

Dan hartas ganas de ir por la de Bacardí y por el Alexa porque Armenta no es responsable de la desbandada priista (que él ponga los hielos y las aguas, por cierto). Y si fuera así, sería más un triunfo que una responsabilidad.  

Vamos por partes, Armenta ganó una contienda interna en Morena y se convirtió en el candidato a la gubernatura por los guindas.  

Tiene muchísimos años en la actividad pública, pero digamos que desde 2001 para acá está de lleno: ha sido funcionario estatal, diputado local, federal, un cargo en la federación, dos veces coordinador de campañas a la gubernatura es senador de la República. Es vecino en una colonia de clase media aquí en Puebla desde hace muchísimo tiempo y cualquiera se lo puede encontrar comprando jamón en la tiendita de su fraccionamiento. 

Armenta es parte del inventario poblano.  

Si a muchos priistas los convenció de que se fueran con él y que lo apoyen en la contienda constitucional, pues más que hablar mal habla de alguien, deja en evidencia que él sí tiene estrategia y tiene claro sus objetivos y los pasos que deberá llevar a cabo para ganar.  

Lo que sí, es que una vez que culminen los 15 minutos del pataleo del camarada Camarillo, es que tiene que, él tiene que hacerse una limpia con algún brujo de la 9 Norte y la 12 Poniente y en segundo lugar ser humilde y admitir qué fue un pésimo dirigente del PRI, analizar por qué su dirigencia se volvió tan porosa. 

El culpable de que no se queden en el PRI es él y por supuesto un personaje al que le dicen Alito Moreno.  

Es el síntoma de la actual oposición que actúan como si estuvieran en aguas movedizas, entre más se mueven más se hunden; hasta hoy no han sabido construir un verdadero liderazgo y los votos que obtengan será no por ellos sino porque existe en las clases medias el antiobradorismo, pero es más personal porque ellos representen algo o a alguien. 

En fin, hay que darle sus 15 minutos de pataleo al camarada Camarillo, quizá en el fondo él actúa así porque quisiera ser todo un chapulín, pero lo obligaron a quedarse para declarar en quiebra el negocio. 

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