Mucha agua sigue corriendo sobre el proceso electoral que se avecina, los dos frentes electorales, trabajan con sus equipos para emprender lo que será la disputa por el poder en Puebla.
La pausa del 4 de enero al 30 de marzo, llamado periodo de intercampaña, que el Instituto Estatal Electoral, ha marcado para el proceso electoral del 2024, permitirá a los partidos registrar ante los órganos electorales a sus candidatos a los diferentes cargos de elección popular y prepararse para la contienda legal que empezará del 31 de marzo al 29 de mayo.
Y el 2 de junio se verán las caras en las urnas los dos principales aspirantes al gobierno local.
Se puede decir aquí, que su primera etapa interna para designar a sus representantes por la gubernatura se cumplió sin sobresaltos de alguna fractura, hicieron su precampaña muy suavecita y ahora procesan sus cartas para las 26 diputaciones locales y los 217 ayuntamientos.
Que, además contemplan 1818 regidurías y 217 sindicaturas de mayoría relativa.
Bueno, sin descuidar su campaña por la presidencia, diputaciones federales y las senadurías.
La aduana que les falta es compleja y complicada por el mar de intereses que existen en cada una de las regiones de Puebla y las cabeceras distritales. Lo que significa, el control de los principales municipios, tanto los de la zona conurbada como los de la sierra norte, negra y de la mixteca poblana.
Muchas cosas se juegan los grupos políticos, familiares y viejos cacicazgos que aún existen en el estado.
Los PP, tendrán que examinar a fondo las manos extrañas de grupos fácticos y de la llamada delincuencia que, desde ayer, hacen presencia en estas coyunturas electorales para financiar o apoyar algún aspirante municipal.
El alto número de registros para los ayuntamientos o diputaciones, sobre todo en Morena, no debería sorprender a nadie, son fenómenos partidarios que siempre se presentaran y tienen que ver, con el partido que gobierna y está de moda.
La ecuación es muy simple, no les interesa las siglas, cada tres años pasan de una organización a otra, con su único objetivo de ganar sus cabildos. Obvio que esto nada tiene que ver con la alternancia democrática.
Mucho menos con una amplia cultura política entre sus pueblos y ciudadanos, más bien son disputas regionales y locales, quienes, a costa de todo, quieren buscan el control municipal.
Los plazos están fijados para los partidos, tienen que presentar su solicitud de registro para sus candidaturas a la gubernatura, diputaciones locales y ayuntamientos, del 4 al 10 de marzo y el 18 del mismo mes tendrán que esperar el resolutivo de las instancias electorales sobre la aprobación de estas.
Claro, sin tomar en cuenta todo lo que implica cumplir con el calendario del proceso electoral, que los partidos deben cumplir.
De ahí que las alianzas partidarias, todos estos días, manifiesten sus posturas y anuncien sus decisiones cupulares sobre sus mecanismos para elegir a sus representantes populares.
Cabe decir, que actualmente el conjunto de fuerzas que se juntan, no solo son para aglutinar votos y ganar al adversario, sirven por lo menos en el caso de Puebla, desde el 2010, para diversificar candidatos de un partido a otro.
Porque de esta forma evitan presiones internas, elimina divisiones internas y logran tener más opciones para no perder.
Sin lugar a duda, seguiremos presenciando renuncias y fracturas, unas con más peso que otras, pero con el mismo sentido salen porque han perdido presencia en sus organismos políticos, no están de acuerdo con las decisiones de sus dirigentes y buscan en otros, recuperar su presencia e intereses.
Conclusión: Los partidos políticos fueron creados para luchar y alcanzar el poder, están formados por mujeres y hombres. No por sentimientos, las militancias quedaron atrás.
Hoy, son organismos pragmáticos, sus principios y estatutos son documentos que solo los registran ante las autoridades electorales.
