La pregunta no es cómo Marko Cortés Mendoza puede ser invitado especial en un acto masivo de Xóchitl Gálvez Ruiz, sino cómo es que la cuasi candidata presidencial de la oposición puede permitirle compartir escenario después de demostrarnos el nivel de bajeza al que puede llegar en busca de cargos, espacios y beneficios. Algunos en el PAN dan por hecho que el tema morirá conforme pasen las semanas y puede que tengan razón, pero se olvidan de un punto crucial: El dirigente nacional es la mejor muestra de la estrepitosa caída de la candidata oriunda de Hidalgo y el sinsentido que se apoderó de su campaña. Pero para que no se crea que esta H. Redacción es la que le tiene animadversión al líder panista —cuyas trapacerías han sido documentadas puntualmente—, le dejamos la opinión textual del heredero intelectual de Carlos Castillo Pereza, que no podía ser otro que su hijo Carlos Castillo López: “A quienes le dieron su firma a Marko Cortés para reelegirse como presidente del Partido Acción Nacional, ahí tienen lo que eligieron: corrupción, amiguismo, gregarismo… Ojalá tengan el valor de denunciar y alzar la voz esta vez, antes de que terminen de desgraciar a un partido clave para la democracia en México. Ojalá entiendan la responsabilidad y la complicidad que tienen ante esta información… Ojalá sean capaces de recuperar a un partido que se ha convertido en un cártel: negocia en secreto, coacciona votaciones, manipula padrones, se alía con truhanes, segrega a quienes piensan distinto y obliga a callar a quienes están inconformes… Ojalá, ahora sí, entiendan que alzar la voz es urgente: están perpetrando en el poder a una pandilla de delincuentes. Ojalá…”. Quien intente menospreciar el escándalo que el propio Cortés Mendoza destapó al dar a conocer el “convenio de coalición” que firmó para apoyar al PRI en Coahuila no entiende que su propio líder nacional clavó los últimos hierros a su propio partido y eso no tiene patente de tiempo. Es como el mercurio: Si lo liberas correrá libre, silencioso, contaminando agua o tierra, segando vida y recordando que la podredumbre es la carta cabal de ese líquido.