El pedir no empobrece; el dar, en muchas ocasiones aniquila. Ante esta verdad, me tengo que ir por el primer pensamiento ante una sociedad cada vez más carente de valores, planes, procesos y hechos que favorezcan a los demás, siempre tomando en cuenta la falta de cultura y deporte en nuestro país. Dichos temas, llevados en porcentajes pequeños, pero ejecutados, nos harían mejores. La comprobación a esto la tienen en la mano en la forma en que viven habitantes de los países del primer mundo.
Empecemos con estos deseos:
A partir de que el gobierno local otorgó el estadio Cuauhtémoc al propietario legítimo del equipo Puebla, esta organización particular tendría que pensar y ejecutar el plan, que dicha concesión no se basa en solo hacer uso del estadio. Ellos, al tener el nombre de un estado del país, tienen la obligación moral, por el nombre e historia que tienen, de llevar a todos los rincones del estado el deporte del futbol. Se tienen que olvidar del pensamiento mezquino de solo utilizar el inmueble para sus fines y dejar y hacer algo por el estado, más allá de sufragar los gastos de tener un equipo de primera división. Sería muy importante que se olvidaran que Puebla, el estado, es más que la zona de Angelópolis, que el estado tiene 217 municipios habidos de conocer al equipo y sus integrantes y una vez puesta esa semilla, impulsar el futbol en esas entidades, con el único fin de, por la gran fuerza que tiene él llamarse PUEBLA, hagan llegar a niños y jóvenes el futbol. No es un favor, es su obligación y que nadie se los hace notar.
Este deseo es a nivel Micro porque viendo el nivel Macro, la FMF tiene una tarea mayor, en el mismo tener que el estado de Puebla. Al ser los organizadores o representantes del futbol, deporte más seguido en el país, tienen toda la fuerza para dar ejemplos y educar, porque el futbol educa, a 130 millones de mexicanos. El llevar futbol a todas las entidades, el romper su círculo egoísta de que este deporte es para unos cuantos, tiene que ser roto y tiene que abrirse a toda la población, tienen que rehacer la idea de su pirámide con aspiraciones crecer con el no asenso y el no descenso, desapareciendo el egoísta pensamiento del dinero y abriendo el pensamiento que cualquier entidad tiene el derecho de luchar por un lugar dentro de la mejor categoría. Este último fin de semana, en España, con motivos de la competencia de la copa del Rey, lugares como Badbastro, Amorebieta, Ferrol, Arandina, por mencionar algunos, tuvieron la oportunidad de ver equipos grandes, quizá sea la primera y la única vez, pero el hecho es que estos grandes, en los jóvenes, sembraron una semilla importante en sus vidas, una semilla basada en un deporte y por un solo juego de 90 algo cambiar en sus vidas.
Mi último deseo y que tiene que ver con los dos anteriores, se basa en que México tiene 36 millones de jóvenes, habidos de tener una oportunidad, de cualquier índole, y la gente que se dedica al mal, a lo fácil, a la violencia, si les da esa oportunidad, haciendo más gente joven con malas costumbres, pero aprovechando lo que la supuesta gente que puede hacer el bien, no hace: más oportunidades para los jóvenes, en cualquier área y el futbol tiene que tomar la estafeta para poner su grano de arena. Es patético, lo vivo y lo sé, que un joven X, con proceso desde los 14 años, con éxitos obtenidos en su periodo de formación de seis o cinco años, cuando le tendría que tocar esa oportunidad, se le dice que aún le falta y se trae, de cualquier parte del mundo a otro joven, que entrará en el círculo vicioso del negocio, dejará algunos dólares a los encargados y dejará una gran decepción en nuestra juventud. Demasiado pequeño este aterrizaje de la idea general, pero muy representativo a lo que se vive.
Menos negocio reparto para pocos y más obligaciones sociales para los propietarios y séquitos que los acompañan. Ayudar a la gente, aparte de obligación, también es trabajo.
Mis pequeños deseos, que, al leerlos, más se asemejan a sueños románticos.
