Con mediciones que lo dan como favorito por hasta tres decenas de puntos porcentuales, el precandidato de Morena a la gubernatura de Puebla, Alejandro Armenta, bien podría comenzar una estrategia para administrar la holgada ventaja rumbo a la elección de junio del próximo año; pero ha optado por la táctica de la batalla intensa de principio a fin, en la que cada día cuenta.
“Todavía no hemos ganado nada”, es la frase que repite con insistencia y con una carga vehemente a su equipo de trabajo.
Alejandro ha tomado la batalla de 2024 como un reto supremo y, también aseguran sus cercanos, no deja cabos sueltos y nada a la ligera.
Confianza no es un verbo que se conjugue en la trinchera del también senador morenista.
Un día inusual y hasta complicado en el contexto de los hábitos invernales de los poblanos, el 25 de diciembre, Armenta arrancó la batalla con la que busca llegar a la gubernatura. Así lo marcó el calendario normativo.
En sus actos de arranque y, principalmente, en el que encabezó en la plaza pública del Cuexcomate, en la junta auxiliar de La Libertad, en la capital poblana, el coordinador de la defensa de la Cuarta Transformación en Puebla no dejó nada al azar y soltó un mensaje contundente.
Mientras hablaba en vivo y de manera presencial a un auditorio integrado por personajes de toda la gama de la ideología política de Puebla, en sedes de los 26 distritos electorales había reuniones con los liderazgos regionales, para ver la transmisión simultánea.
Desde este lunes y luego siguió el martes, Alejandro desarrolló una agenda diseñada milimétricamente para aprovechar los nueve días que las normas electorales estatales le permiten como tiempo de precampaña.
Ayer, en el centro y en la capital del estado y este martes en la Sierra Norte, Alejandro Armenta siguió con una ruta en la que la enjundia es un ingrediente indispensable; así también se lo ha hecho saber a su equipo.
El ex presidente del Senado de la República suele medir todo lo que desarrolla, junto con sus colaboradores.
Lo hace sobre el tiempo, lo hace respecto del impacto, lo hace acerca de la distancia y, por supuesto, lo hace también en función de sus adversarios.
En eso coincide con la precandidata presidencial del Movimiento Regeneración Nacional (Morena), Claudia Sheinbaum Pardo, quien por su formación científica también evalúa, proyecta y traza rutas con base en cifras específicas.
En su primer mensaje, Alejandro Armenta lanzó un decálogo, respecto de los objetivos que buscará cuando llegue a la gubernatura de Puebla.
Estableció propuestas concretas para el desarrollo integral de Puebla y subrayó la importancia de la unidad y la participación ciudadana en este proceso electoral.
“Puebla tiene el potencial para grandes metas, pero la primera debe ser que la riqueza sea distribuida con justicia para que le sirva a Puebla”, dijo a la par que ofreció cero tolerancia a la corrupción y erradicar los privilegios.
Por cierto, la unidad en torno a su aspiración y al lopezobradorismo poblano ha quedado asegurada.
Los otros aspirantes se han sumado, sin siquiera hacer gestos.
La batalla va comenzando y será muy larga.
No deja satisfecho a Armenta su contundente delantera.
Cada decisión la toma muy en serio.
Y esa es una mala noticia para sus adversarios.