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jueves, noviembre 21, 2024

No todo lo que brilla es oro

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Dejo en claro que todo lo que a continuación escribo, es solo mi pensamiento de un tema que lejos está de ser ciencia, aunque por momento, la psicología, el aquí y el ahora, el momento anímico, hacen que la balanza se incline al lado más pesado, al más fuerte. 

Durante las primeras 17 fechas, quitando la uno, el América, con técnico nuevo y con mucha deuda para su afición, se perfiló como el más constante semana a semana. Cada partido, sus integrantes, hacían cosas nuevas y de esta forma, se formó un plantel con variantes, sin importar mucho quién estuviera: las funciones dentro del campo siempre fueron las mismas y por imponderables, los nombres del 11 inicial cambiaban, pero la función seguía siendo la misma, siempre basada en un equipo muy sólido de media cancha hacia adelante y después con la posición de la pelota, ya sea con sociedades por dentro y por el centro, con individualidades, con genialidades, la pelota, la mayoría del juego, estaba en zona enemiga. Quizá las dudas venían en la parte de abajo, pero como solo se juega con una pelota, está la mayoría del tiempo era del América. 

De esta forma puntearon el torneo basado en su constancia de juego. 

Parecía que, en la liguilla, seguirían en la tónica, eliminan al León y pulverizan en el partido de ida al San Luis. La serie estaba muerta a favor del América después del 0-5 de visitante. Solo tenían que aparecerse en su casa, jugar 60’ de igual forma, pensar en la final que les llegaría una semana después, en resumidas cuentas, hacer lo mismo que venían haciendo con los mismos hombres. Aquí llegó el problema y que acarrea muchos pensamientos negativos: el técnico, en un afán de protagonismo, de demostración, de cuidado hacia los titulares, no lo sé, pero de algo que no venía al caso, en el juego de vuelta, hace cinco cambios y provoca en descontrol total dentro de lo que venían haciendo y dentro de los integrantes del plantel. El primer pensamiento después de perder en casa 0-2 vs. San Luis es que no somos tan buenos como parecíamos, que los que entraron no están para ser titulares, que en la vida la continuidad te da el éxito, que no tenías dudas y el rival nunca supo si atacar o esperar. Ahora, en este mar de interrogantes, sus jugadores, el América y el rival en turno, los Tigres, se dieron cuenta de que hay defectos grandes que aprovechar. Qué necesidad de mostrar tus deficiencias si a lo largo de 17 semanas nadie se dio cuenta. Qué necesidad de crear dudas al plantel, titulares o suplentes, cuando en esta puesta en escena cada quien sabía su papel y ahora el adagio que la duda mata, los pone en evidencia. 

Por el otro lado están los Tigres con raíz del equipo del Tuca, sumado el toque de Siboldi, entrenador sobrio, pero que algo de su cosecha le pone, como el cambio, por necesidad ante la lesión de Quiñones y la incorporación de un mediocampista más de batalla, con menos magia, pero con más sacrificio, haciendo uno más en media cancha y alternando su llegada con Gorriaran, ganado en recuperación en la zona donde América empieza a fabricar sus mil llegadas y no dejando de incorporar a un atacante más: Siboldi inventó con un solo cambio por imponderables propios del juego, el hombre que no se sale de su sistema de tenencia y recuperación y al mismo tiempo, al hombre que llega por sorpresa y no le asusta el área enemiga, ejemplo, el gol que empata el juego vs. Pumas. 

En esta final, Tigres no tiene dudas, América no duerme por lo mismo, no lo sabían, no se habían dado cuenta, pero en una mala decisión de su técnico, se las mostró.  

Siendo positivo, el técnico americanista pensó lo mejor para su equipo, cuando muchas veces el pensar te lleva a caminos desconocidos; no era su intención, pero en 90’ vs. San Luis mostró sus miserias. 

Con menos variantes, con menos plantel, con menos puntos en la tabla final, pero con más sentido común, para mí, Tigres será campeón y todos esos menos, no compensan lo que Tigres sí tiene de más: experiencia en estas lides. 

Último ejemplo dado en esta liguilla: el Sr. Leal, entrenador del San Luis, en el partido de ida vs. América, inventa una manera de jugar que en todo el torneo no la había hecho, más atacantes y menos recuperadores, cuando siempre fue un equipo que iba de atrás hacia adelante de forma sólida. El resultado no podía ser de otra manera: 0-5 en contra. En el juego de vuelta, regresa a sus bases y más allá del invento de equipo al que se enfrentó, combate, ensucia, corre, no es vistoso, pero se lleva el marcador 0-2 y espero que el aprendizaje, como dijera Emilio MAURER: A lo tuyo, aunque te tardes. 

Tigres será campeón, simplemente porque el momento se lo arrebató Tigres al América, entonces, ante el sistema impuesto en nuestro futbol: mejor equipo del torneo regular, América, campeón del mismo, Tigres. 

El martes próximo lo comprobamos. Mis motivos ya los dije. 

¿Cuáles son los tuyos? Todos son válidos. 

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