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viernes, noviembre 22, 2024

Morena no quiere ver la realidad

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Mientras se enfrascan en su lucha interna por quién los abanderará (si Pepe Chedraui o Alejandro Carvajal), no observan que, si los comicios fueran hoy, perderían. 

Los números no mienten: en 2018, ante el tsunami llamado Andrés Manuel López Obrador, la única manera de haber detenido la derrota es que el PRI, PRD y PAN se hubieran aliado, de esa forma, Eduardo Rivera sería el alcalde, pero el hubiera ya sabemos que es vivir en Narnia. 

Para 2019, misteriosamente los números cambiaron en la ciudad de Puebla y su zona conurbada y eso que iban con un pésimo candidato llamado Enrique Cárdenas. En 2021, Acción Nacional decidió aliarse con su otrora archienemigo PRI y PRD. El resultado: derrotaron a la alcaldesa Claudia Rivera Vivanco y a los de la zona conurbada, un Edmundo Tlatehui se impuso sobre Karina Pérez Popocatl, quien era la consentida de Miguel Barbosa, o al menos, eso se decía. 

En el caso de la Angelópolis, Rivera Pérez le ganó a Rivera Vivanco por 20 puntos porcentuales. Hay quien dice que fue con el apoyo de Miguel Barbosa, sea o no cierta la especie, eso representó cinco puntos. Que, según dicen los viejos mapaches, es lo que arroja una operación desde las esferas gubernamentales.  

2024 no ha cambiado mucho el panorama. 

La capital poblana no es necesariamente un bastión de Morena.  

Además, Mario Riestra ya peinó toda la capital, no sólo las colonias panistas donde votarían por él, porque son el voto duro de Acción Nacional, sino las juntas auxiliares y comunidades. Lalo Rivera no es mal visto en muchas zonas de la ciudad y eso le atrae votos a quien sería su sucesor. 

Por eso es por lo que la Organización Nacional El Yunque, los de la orquesta, los cuates, los del bien común, etcétera, etcétera, etcétera, van con todo para que la entidad y la capital poblana sea del Frente Amplio por México. 

Así como Alejandro Armenta busca la reconciliación con los grupos internos de Morena, los panistas, priistas (que no trabajan para los del partido guinda y para el tricolor al mismo tiempo) y los perredistas, buscan a quienes se han sentido desplazados de ese partido o por algún gobierno. 

Nada es personal, sólo son negocios. Y como le diría Michael Corleone a Tom Hagen (en El Padrino 2): todos los que están aquí son hombres de negocios. 

De hecho, una de las grandes preocupaciones de los que están en el partido guinda es cómo limar asperezas al interior del estado con aquellos que no quedaron, que apoyaron al candidato y que vieron cómo otros quedaron de candidatos, porque esos son los políticos vulnerables que saben que se irían a apoyar al Frente Amplio por Puebla (pero esa es otra historia). 

Mientras los del partido guinda se destrozan por la capital, un Mario Riestra y su principal operador, Jesús Zaldívar, se preparan para la guerra. Tienen hoy muchos puntos a su favor, porque, además, gobiernan la ciudad  y tienen con qué hacer una campaña de contraste con quien surja electo candidato (a) por la alcaldía poblana. 

Sólo es cosa de esperar, de tener paciencia y mucha inteligencia para no caer en provocaciones. 

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