Uno: la guerra que se viene
La línea de comunicación para atacar a Eduardo Rivera Pérez y a Mario Riestra Piña, durante las campañas de 2024, será la inseguridad en la capital poblana.
La línea de ataque, al menos de Rivera Pérez, contra Morena será que toda la obra pública que ha realizado, así como servicios, han sido sin recursos federales, eso significa que su crítica irá contra el gobierno de López Obrador. No se prevé que criticará a la administración de Miguel Barbosa y de Sergio Salomón Céspedes.
Mientras tanto, Riestra Piña hizo mutis ante las críticas que le han hecho al edil poblano, pese a que esa será su zona de combate. Ha preferido promover su libro de futbol soccer y criticar los hospitales y los servicios del IMSS.
Eduardo Rivera tampoco acometerá de manera directa a Alejandro Armenta. En la entrevista que concedió a Carlos Loret de Mola prefirió criticar a Morena y al “mal gobierno” de Claudia Rivera. Al senador no lo rosa ni con el pétalo de un sarcasmo.
Armenta, ya sabemos, ha criticado a El Yunque y, por ende, ha llamado a un debate público con Rivera.
Dos: la guerra interna de Morena
En Morena, hay aspirantes a todo tipo o puestos de elección popular. A veces, pareciera que hay más pretendientes (porque pretenden) a cargos que militantes en ese partido político. Nada más para el caso de la ciudad de Puebla se registraron 11. De los cuales, al parecer, solo dos tienen verdaderas posibilidades: Pepe Chedraui y Alejandro Carvajal.
El primero —gran amigo de Enrique Peña Nieto, según presumía públicamente hace unos pocos años—. No obstante, lo que le favorece es que tiene todo el respaldo de la élite política poblana.
Es el candidato del establishment.
Su punto en contra es que, ha trascendido, que en el búnker de Claudia Sheinbaum y de Mario Delgado tienen bien elaborada la radiografía de lo que ocurre en la capital poblana y de cada uno de los aspirantes, incluido el propio Chedraui, de quien saben su falta de pureza.
A Pepe Chedraui le falta amarrar con las bases de Morena. No solo subir historias a redes sociales para tratar de convencer si no en verdad hacer base.
Y el segundo, con posibilidades reales —Alejandro Carvajal— tiene una gran ventaja que es ser el más puro y popular entre los del partido guinda y porque trae todo el respaldo de figuras nacionales como Alfonso Ramírez Cuellar, uno de los hombres más cercanos a Claudia Sheinbaum. Su desventaja es que él aún no es el candidato de las clases medias y del establishment.
El perfil ideal es que alguien tenga ambas características, que le guste a la clase media y que sea bien visto por las bases de Morena.
Como quien dice, ya se negó el chingocio
Tres: Lo que ha trascendido
Se dice que Alejandro Armenta no trae candidatos a puestos de elección popular y que solo ha dicho que apoyará a quien garantice el triunfo en el municipio o distrito. Así que, si alguno de los aspirantes a cualquier cargo presume de cercanía con él, se la pasa subiendo fotos, déjeme darle una mala o pésima noticia: no se van a arriesgar.
Es más fácil salir con el recurso de “nos chingaron, compadre (Ruiz Cortínez, dixit)” o “mira nada más como te dejaron, Pancho (Álvaro Obregón con la cabeza en las manos de un mutilado Francisco Serrano)” a darle espacios a quien no va, al menos, a dar la batalla en la elección popular.
La verdad, la verdad, la verdad o lo que es lo mismo, la neta, la neta, la neta: Morena, en el caso de la ciudad de Puebla, tiene una caballada muy flaquita. Serán muchos los que quieren, pero pocos los que pueden. Son como el pulque, les hace falta un grado para ser carne, para que me entiendan. El tema es que Puebla, capital, es el 43 por ciento del padrón electoral, por ello, irá quien asegure el triunfo, bueno, al menos así parece.