Oficio y profesionalismo

El gobernador Sergio Salomón Céspedes Peregrina ha demostrado ser un animal político pocas veces visto en la escena local y nacional. Hoy cumplirá 11 meses de arribar a la gubernatura de Puebla y su peso político lo ha dejado sentir. Si alguien tiene duda, solo basta que repase los últimos días que ha vivido la entidad poblana para comprobar que no son necesarios cinco años —lapso entre la toma de protesta y el revelo de gobierno— para demostrar que una sucesión debe cumplirse bajo premisas muy claras y puntuales. En 11 meses, Sergio Salomón logró lo que ningún gobernador poblano: distender la polarización política y social, encontrar puntos de acuerdo, generar condiciones de equilibrio y paz social, así como garantizar piso parejo para todos aquellos los que aspiraban a la gubernatura y a la presidencia de la República. El éxito de un proyecto debe medirse en su capacidad de generar consensos y continuidad —que no continuismo— para que el sistema político transite a una nueva etapa. Al igual que la vida, la política nunca podrá ser estática, por lo que el éxito de cada político dependerá en su entendimiento de las condiciones, tiempos y circunstancias que les tocó vivir. ¿Por qué Alejandro Armenta Mier ganó la encuesta? Creemos que es una pregunta ociosa. La pregunta debe ir más bien hacia entender el cómo es que lo consiguió. Es ahí donde las dudas se disipan. Los equipos y asesores de los demás equipos, sobre todo de los más competitivos, deberán analizar en qué fallaron y, principalmente, sus audaces equivocaciones que surgieron de la errónea creencia que todo lo saben o pueden interpretar todo correctamente. En el bando perdedor de esta contienda urge un ejercido de humildad —aunque algunos están impedidos, sobre todo los que anteriormente han sido desnudados en su vulgar ambición de pesos y centavos, o que todavía se sienten que pueden comprar a la prensa—. Algunos de los integrantes de este equipo que no salió victorioso también formaron parte del gobierno de Melquiades Morales Flores y para todos ellos habrá que recordarles la premisa básica del exgobernador: Ponerse una bolsa de hielo en la cabeza. Lo que ahora tiene como realidad política es lo mejor que pudo ocurrirles si lo saben entender.