No hay ser humano políticamente neutro y por lo mismo, no hay partido político surgido
de la nada ideológica.
En México, a partir del siglo 20, un ancestro inevitable y obligado en el ejercicio de la
política es el PRI. Muchos años de liderazgo hegemónico, construyeron patrimonio y
herencia. Es difícil negar que por ello, los partidos políticos actuales, tienen en ese
partido una referencia de origen, lo traen en su ADN, en diferentes proporciones.
Así PRI, PRD y MORENA se decantan, por múltiples razones y mantienen,
parentesco.
Y así como los hijos están comprometidos a construir su camino en la vida, los partidos
se van diferenciando del que, se separan. En ese proceso, es obvio, como sucede en
las familias, que se disgusten, se desconozcan, no se hablen y hasta renieguen de su
nascencia. Es algo normal.
Quienes fundaron PRD, necesariamente incluyeron en su agenda, posibles cismas
internos que se transformaran en escisiones y abandonos. Así surgió MORENA. Pero
a diferencia de otros proyectos fallidos, MORENA, demostró rápidamente su capacidad
de vida independiente y ahora, exitosa.
Por eso, años después, muchos Priistas, Panistas, otros de MOVIMIENTO
CIUDADANO y los demás partidos, han solicitado ingresar a MORENA, unos por
supervivencia, otros, por conveniencia, no tanto por identidad ideológica. MORENA
también los ha necesitado para asegurar éxito electoral y los ha postulado para muchos
cargos que están desempeñando sin rubor, ni vergüenza.
Pero es necesario avanzar en la identidad morenista propia. Para ser candidatos o
líderes se necesita, ya, tener al menos el registro de fundadores, o de la primera
generación, que se graduará en octubre del 2024, cuando termine este sexenio,
MORENA, ha dicho, hace unos días, que, en la selección de sus candidatos en este
proceso electoral, no registrará a quienes hayan sido postulados por otros partidos en
la última elección, aún cuando ya sean militantes o simpatizantes, Es una decisión
inteligente porque, la integración de su ADN, puede ir avanzando en su independencia,
autonomía y en su autenticidad y capacidad de éxito electoral.
Como todo partido político, muchos de los dirigentes nacionales de Morena, incluido el
Presidente de la República, provienen del PRI o de algunos otros de los hijos priistas.
Pero esto, no tiene que ser para siempre. Sobretodo cuando ya tengan una generación
propia de líderes.
Esto no se logra en un parto. Son varios, para lograr la pureza en el ADN morenista.
Lo importante, es que día que pasa, Morena, estaría criando nuevas generaciones de
políticos con una ideología propia, aunque, seguirán llegando de otros partidos, porque
en la inteligencia política, caben todos, siempre y cuando se formen en la línea de los
derechos fundados en un universo ideológico, también propio.